sábado, 26 de abril de 2008

Crónica del Pleno del Ayuntamiento de Zaragoza el 25 de abril


Fuimos al Pleno del Ayuntamiento, el 25 de abril, José Manuel Zueco, Ángel Ruiz, José Luis Villalobos, Chema Gregorio y Antonio Aramayona. Entramos en plena discusión de las mociones previstas. Pudimos contemplar hasta la saciedad los discursos de unos y de otros, las propuestas y las votaciones bizantinas sobre el trasvase del agua a Barcelona. Comprobamos que Belloch parece que considera al Ayuntamiento como un cortijo más dentro de sus propiedades. Pero no queremos entrar en ese remedo de caverna platónica sita en la Plaza del Pilar, y que suele ser denominada “Ayuntamiento”.

Vamos al grano : moción nº 63: “Presentada por el grupo municipal de Chunta Aragonesista en el sentido de que la Corporación declare su aconfesionalidad institucional y en virtud de ello deje absoluta libertad a sus componentes para acudir o no a manifestaciones de carácter religioso de cualquier confesión y pidiendo la retirada de cualquier símbolo religioso de los espacios oficiales del Ayuntamiento (P-473/08)”. Por esta vía, teníamos derecho a intervenir con la lectura del texto de la alegación acordada en la última reunión de MHUEL.

Contrastaban esa moción y nuestra propia alegación con la decoración del salón de plenos del Ayuntamiento: un enorme mural con motivos religiosos sirve de fondo, y allí aparecen la Virgen del Pilar, el apóstol Santiago, más innumerables ángeles y santos. Sobre la mesa principal, a la derecha del Alcalde un enorme crucifijo, que, según Belloch, preside los Plenos municipales desde el siglo XVIII. Normalmente, ese crucifijo está en el despacho del Alcalde, pro es trasladado al salón de plenos cuando hay Pleno. De hecho, Belloch acabó su intervención afirmando que “mientras sea alcalde, siempre estará aquí este crucifijo”.

Total, que entre unas y otras cosas, pasaban más de las dos de la tarde, y aún no había comenzado la alegación de MHUEL. De hecho, quedaban todavía una moción sobre calificación del suelo y otra más sobre Gran Scala. Como siempre hay gente buena por el mundo, y viendo nuestra exasperación, a petición de CHA el Pleno aceptó adelantar las mociones en las que estaban previstas intervenciones de ciudadanos de fuera, por deferencia con el público.

Nos dieron un micrófono y nuestro compañero, Angel Ruiz, se dispuso a leer el texto de la alegación de MHUEL contra el Reglamento de Protocolo. Cuál no sería nuestra sorpresa cuando, en un abrir y cerrar de ojos, los concejales del PP, menos tres, se largaron del Pleno, siguiendo la estela del Alcalde y algunos otros Tenientes de Alcalde (no nos atrevemos a describir con exactitud qué hicieron los concejales del PAR y del PSOE). Al parecer, esa “deferencia con el público” les sirvió para irse, dejarnos allí, viendo que quedaban a la escucha los concejales de IU, CHA y algunos pocos más, e irse a tomar bocaditos y bebidas para reponer fuerzas. Un amigo nos facilitó la fotografía del panorama que estaba ante nuestros ojos. Es la fotografía con la que comienza esta crónica.


Sobre el desarrollo de la moción y la alegación, basta decir que en gran parte aconteció lo previsto, CHA e IU coincidieron en la defensa de una España aconfesional, la laicidad del Estado, la no implicación de las autoridades públicas en actos privador, religiosos o no, la desaparición de signos y símbolos religiosos en los recintos municipales. El PAR renunció a intervenir (su silencio es muy elocuente), el PP lanzó sus tópicos de siempre sobre la historia católica de España, el “integrismo antirreligioso” de algunos grupos, etcétera. El PSOE nos dejó con la boca abierta, pues era difícil de suponer un discurso tan conservador, retrógrado y opuesto a cualquier signo de aconfesionalidad. Como lado positivo de la intervención socialista en el Pleno, nos quedó muy claro que, tarde o temprano, la gente se quita su careta: pudimos comprobar el verdadero rostro del PSOE en nuestro Ayuntamiento.

La votación final no reportó entonces ninguna sorpresa: 4 votos a favor de la moción (IU+CHA), TODOS LOS DEMÁS en contra. Eso no es una derrota, sino el pistoletazo de salida para emprender la carrera por la auténtica aconfesionalidad de y en todas y cada una de nuestras instituciones públicas.

NO ha acabado la lucha contra el Reglamento del Protocolo en el Ayuntamiento. Seguimos recogiendo alegaciones. Tenemos las calles y las plazas para que en el Ayuntamiento se enteren de lo que piensan y quieren muchos ciudadanos zaragozanos.

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