lunes, 17 de noviembre de 2008

sin MAYÚSCULAS



Tantas veces empeñados en llegar a lo esencial,

abrumados por el peso de las Grandes Ideas,

disueltos en el mar de Verdades aplastantes...

Y nosotros, aquí,

con los ojos húmedos y el alma en carne viva,

diciendo

"no soy nadie, no valgo para nada...",

atrapados en las fauces de Deberes gigantescos,

perdidos, derrotados, neutros.

Y grita el alma

de las cosas pequeñas

como nosotros

aquí

en la herida de la tierra, nuestra tierra,

en el hueco proceloso y solitario de dos manos temblorosas,

en ese sabor a fracaso

r-e-p-e-t-i-d-o

que golpea la memoria,

en los días por venir y tan temidos.

Aúlla la luz vacilante que nos alumbra por dentro

y el beso deseado y no obtenido

y el verso de la prosa dormido en cada cosa

y el ansia de querer y ser querido

y la huida dolorida hacia uno mismo

y el dolor de vernos como somos

y, en fin, lo pequeño, lo débil y lo nimio

ahogado y olvidado tantas veces

por mor de lo esencial

de las grandes ideas

de las MAYÚSCULAS.

El día en que se mueran los principios absolutos,

todas esas ataduras que aprisionan nuestras manos, el día en que volemos

relajados,

rozando mutuamente nuestras alas,

convirtiendo nuestro poco en un mucho compartido

y la nada, en algo

y los otros nos siembren soledad y compañía,

y sequen nuestras lágrimas otros cuerpos y otras manos

y la risa se zambulla en la del otro

y todo sea bueno o sea malo

según sea acogido o rechazado

y se borren de raíz anonimatos,

y el miedo a la traición, al desengaño,

a sufrir y a hacer daño,

cuando nadie distinga entre mente y corazón

y el cerebro lata enamorado,

y nos llamen por el nombre verdadero,

ese día,

créeme,

nos sentiremos, por fin, aliviados por la brisa y por el trueno,

por la lluvia, la noche y el océano

la caricia de lo débil y pequeño

amasado en barro

envuelto en viento.

Y también

como nosotros

en algún lugar postergado hasta el momento,

quizá arrinconada y polvorienta

una estrella pequeña nos espere

regalo del amigo,

ardor entregado del amante

arrullando la fiebre y el insomnio

ofreciendo un hombro en que apoyarnos.

Para eso solamente.

Para nada.

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