lunes, 19 de enero de 2009

Lobos vegetarianos



Artículo a publicar el miércoles, 21 de enero, en El Periódico de Aragón

La llegada de Barack Hussein Obama a la Presidencia de los Estados Unidos ha estado pareciendo desde hace meses más bien el advenimiento de un mesías, salvador de todos los males que asolan a la humanidad. Como el pésimo mandato de su predecesor, George W, Bush, hace bueno a cualquiera que le suceda, y dadas las novedades presentes en Obama (además de ser el primer presidente norteamericano negro, apuntó ya durante la campaña presidencial algunas líneas políticas y económicas esperanzadoras), algunos quieren ver en Obama la panacea universal y el bálsamo de Fierabrás para el mundo entero.

Sin embargo, hasta el momento Obama ha guardado un silencio prudencial, ojalá movido solo por la discreción y la sabiduría, en parte por no haber accedido aún oficialmente a la Presidencia, en parte quizá también porque ahora ve desde la primera fila de platea lo intrincado que resulta meter la nariz en el avispero político mundial. La pregunta del millón es qué hará y qué no hará, qué dirá y qué no dirá Obama, una vez jurado el cargo y ser declarado solemnemente Presidente de los Estados Unidos. En cualquier caso, sería aconsejable que los más optimistas fueran rebajando sus expectativas y esperanzas.

Ernesto Sábato escribe en su libro “Antes del fin” que las presuntas bondades del neoliberalismo y de la libertad de mercado se le antojan una falacia, pues el mundo le parece poblado de lobos y de corderos, y esa libertad neoliberal tiene como principio fundamental: “libertad para todos, y que los lobos se coman a los corderos”. Volviendo a Obama, quizá se está suponiendo su pertenencia al grupo de los corderos o, al menos, sus simpatías abiertas hacia los mismos, pero eso seguramente ya es mucho suponer, pues difícilmente un cordero accede y gana (y le permiten acceder y ganar) unas elecciones presidenciales en Estados Unidos o en cualquier otro lugar del mundo. Un lobo suele acercarse a lo vegetariano solo para condimentar con las especias adecuadas un suculento plato de cordero. Es imposible ser lobo y cordero a la vez.

De Obama se espera, además, que imponga y/o convenza a todos los lobos del mundo de que se hagan vegetarianos, para así dejar de devorar diariamente corderos. Los países más ricos del mundo son los más explotadores, los que controlan todos los organismos internacionales decisorios, y los que más fabrican y comercian con armas de todo tipo. Los países más ricos del mundo hablan continuamente de paz, pero a la vez necesitan continuamente guerras para dar cauce a su producción de armamento. Han organizado el mundo de tal manera que su riqueza ha de compensarse, cual vasos comunicantes, con la pobreza de una mayoría de la población mundial, y cualquier disidencia del sistema establecido se corta de raíz preventivamente mediante un bloqueo económico e incluso manu militari. En otras palabras, recomiendan el vegetarianismo a los demás, pero son carnívoros sin paliativos. Obama debe gobernar en un mundo donde imperan los dictados de los lobos. De Obama puede esperarse a lo sumo que decrezcan las dimensiones de las carnicerías habituales.

Por otro lado, los corderos no es que sean precisamente, valga la expresión, unos inocentes corderitos, víctimas de los malvados lobos: juntos podrían hacer al menos amago de hacer frente a los lobos, boicotear sus negocios, protegerse en lo posible de su desmedida codicia. Quizá forme parte de la condición ovina esperar que la voracidad del lobo no les alcance, desear vivir lo más lejos posible de la incertidumbre, quejarse solo con disimulo, lamentarse a escondidas, pastar en silencio, sin actuar, sin resistirse. El hecho es que hay corderos que pactan tratados de relativa convivencia con los lobos, por los que ellos quedan a salvo y tienen garantizada suficiente comida a costa de que en el menú diario de los lobos haya un sobrado número de corderos.

Según un reciente informe de la ONU; de los seis mil trescientos millones de seres humanos que vivimos en la Tierra, unos mil millones acaparan el 80% de la riqueza mundial, mientras que el 20% de los más pobres se reparten apenas el 1,3% de esos bienes. Obama, Presidente del país más rico del mundo, lo tiene muy crudo si se propone ser vegetariano. Y ni el más optimista puede pensar que Obama va a proponer al mundo el vegetarianismo universal.

De momento, por lo que ya ha declarado, Israel seguirá siendo, de hecho, una estrella más en la bandera norteamericana, lo cual hace temer que las cosas van a cambiar poco en Oriente Próximo. Ha anunciado asimismo el aumento de tropas y armamento en la sinrazón de Afganistán. Los países restantes (tonto el último…) secundarán su propuesta sin rechistar. Total, que el nuevo Emperador del mundo seguramente continuará la guerra contra el terrorismo y en pro del control del crudo mundial. ¿Es la historia viciosamente circular?

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