domingo, 22 de febrero de 2009

La pirámide de Kaum

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Artículo a publicar el próximo miércoles en El Periódico de Aragón

En pleno centro de Zaragoza, enfrente de grandes edificios financieros y comerciales, vive Kaum (pongamos que así se llama) en un banco callejero, a la vera de un quiosco y de un wáter público. Suele estar durmiendo, tumbado sobre su banco, seguramente porque es una forma de no pensar, en el caso de que pueda pensar algo con consciencia y coherencia. De vez en cuando, se levanta y estira las piernas, siempre a pocos metros de su banco. Al pasar, algunos deben de pensar que Kaum está en las capas más profundas de la marginación social, donde no puede caerse más bajo. Pero no tienen razón: hay otros por debajo de Kaum.

El mundo es una gran pirámide, en cuyo ápice habitan unos cuantos privilegiados, ricos y satisfechos hasta la saturación, y en su base mueren millones de mugre y de hambre. A medida que se desciende del ápice hasta la base, los seres humanos van careciendo más de lo que en las alturas han calificado de derechos humanos y de índice de desarrollo humano (esperanza de vida, educación y nivel de vida digno). A Kaum no hay que buscarlo en la base de esa pirámide, pues al menos va vestido, come todos los días y nunca le falta bebida, aunque ésta le pueda estar llevando a la autodestrucción. En España cada vez son más los que, como Kaum, sobreviven rebuscando entre los desechos y la basura de nuestros supermercados.

Ahora dicen que hay crisis y que el origen de esa crisis está en el ápice de la pirámide: los ricos quisieron hacerse tan ricos, sin medida y sin regulación alguna, que generaron una gigantesca crisis financiera con repercusiones en otras áreas y ámbitos de la economía. Ni uno de ellos se ha hecho pobre; los beneficios financieros siguen siendo mastodónticos, y los acomodados que atisban problemas, cierran su chiringuito o echan a los humanos que trabajan para ellos y viven en estratos inferiores de la pirámide. Sus Gobiernos (son realmente suyos) proporcionan al mundo rico cantidades de dinero difíciles incluso de imaginar, aunque una pequeña porción de ese dinero hubiese servido para mejorar sustancialmente la calidad de vida de cientos de millones de humanos que habitan en la base de la pirámide. Todos reciben dinero en el ápice de la pirámide, pues todos se han declarado en crisis, desde la industria automovilística hasta la industria del porno, pasando por las entidades financieras y bancarias. Sin embargo, nadie por debajo mueve un dedo o convoca a una huelga general o una revolución mundial, pues desde el ápice ya se han encargado de que nuestros cerebros piensen solo lo que es políticamente correcto.

En los países desarrollados, los muy ricos son cada vez más ricos, otros perciben levemente la ventisca de la crisis, mas siguen viviendo y consumiendo sin problemas, y otros cargan sobre sus espaldas los desmanes perpetrados por los amos del mundo, en forma de desempleo, hipoteca y zozobra económica. Después están Kaum y sus hermanos, que malcomen y malviven, pero comen y viven.

Por debajo de Kaum hay centenares de millones, condenados a vivir en la miseria, si es que antes han escapado de la lotería de la muerte prematura. Algunos de ellos consiguen reunir dinero suficiente para enviar a uno en patera hacia algún país rico, que, si tiene suerte de sobrevivir y arribar a sus playas, y a renglón seguido no ser reenviado a su miseria de origen, vivirá en condiciones muy precarias. Con un poco de mala sombra, no le permitirán ni siquiera hacerse top manta, y la policía le pedirá los papeles a cada esquina.

Los ricos llevan siglos entrando en sus tierras de África, Asia y América, han desvalijado sus recursos y riquezas, las han declarado colonias, los han esclavizado, han intentado aniquilar sus culturas, sus creencias y sus lenguas, pero ahora los ricos los declaran ilegales y ni siquiera les permiten acceder a las sobras de su riqueza, obtenida en parte de la rapiña y la explotación coloniales. En las zonas próximas al ápice de la pirámide, los humanos cada vez son más ciegos, sordos, egoístas y están más idiotizados. En fechas señaladas, algunos de ellos dan una limosna para los miserables de la pirámide y se acuerdan de los derechos humanos que niegan el resto del año a esos mismos miserables: vida, vivienda, educación alimentación, asistencia sanitaria, agua potable… Eso sí, los ricos no dejan de fabricar y suministrar armamento, esquilmarles las materias primas, explotarles laboralmente y abandonarles a su mala suerte.

Por debajo de Kaum hay muchos millones de “subKaumes”. A Kaum eso le importa poco, pues bastante tiene con tener la bebida suficiente que le garantice no pensar ni en eso ni en nada. Por encima de su cabeza, Bancos y Cajas paladean sus beneficios netos y abren sus arcas para recibir más dinero del Gobierno para salir de su crisis. Los subKaumes quedan lejos, muy lejos, aplastados alevosamente bajo el peso de toda la pirámide.

1 comentario:

  1. Como bien dices nadie ha movido un dedo por intentar solucionar esta crisis global, ni por profundizar lo más mínimo en sus raíces y consecuencias venideras. ¿Qué va a ser de la humanidad si somos incapaces de reflexionar?

    (y cada vez hay más Kaumes en nuestros porches y bancos...)

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