Publicado en ATTAC España hoy
Desde niños nos llevan a la escuela a aprender miles de datos y
materias diversas. Desde niños nos insisten en seguir unas pautas
mentales y de comportamiento sancionadas por la sociedad, dentro de las
cuales evitamos problemas y complicaciones. Desde niños se produce un
trasvase directo entre el inconsciente colectivo de una comunidad y el
inconsciente personal de cada individuo. Como producto de este trasvase,
se inoculan ideas, normas y costumbres que finalmente cristalizan en
realidades intocables, casi sagradas. Pocas de ellas se explicitan
abiertamente y todas ellas quedan grabadas en muchas personas de por
vida. Por ejemplo, la idea de orden, de obediencia a la autoridad y de
respeto a la propiedad.
Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba, se casa. Se casa
por tercera vez una de las fortunas más grandes de España, con sus
numerosos palacios, propiedades territoriales e inmobiliarias,
colecciones de arte, sociedades y participaciones bursátiles. Solo en
tierras posee unas 34.000 hectáreas y, según el libro Guinness de los
récords, posee más títulos que ningún otro noble en el mundo. Su gran
mérito es haber nacido en una familia multimillonaria, producto de los
señoríos jurisdiccionales o donaciones hechas por los monarcas a nobles y
clérigos como pago o recompensa por los servicios prestados, que la
Casa de Alba conservó bajo su propiedad tras la supresión de los mismos
en 1812.
Durante un tiempo no pocos sostuvimos que era necesario poner en tela
de juicio el concepto y el hecho mismo de la propiedad privada, e
incluso exigir la socialización de los medios de producción. Hoy, sin
embargo, cualquier acercamiento a tales posiciones es condenado a priori
al averno de los errores marxistas-comunistas y descalificado como una
antigualla. En el inconsciente colectivo ha calado profundamente la idea
de que la única vía de salida de la crisis y conducente al progreso es
el liberalismo y el neoliberalismo rampantes en nuestras calles y
nuestros medios de comunicación. Y en los libros de texto y en las aulas
de enseñanza no suele decirse otra cosa al respecto.
Hemos llegado a tal punto en esa perversión de las ideas y del
lenguaje que ahora parece preocupar principalmente el vestido que va a
llevar una anciana en su boda y cuántos invitados habrá en la ceremonia.
Hoy buena parte de los medios está en manos de grandes fortunas, por
eso la boda de Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba de
Tormes, será noticia de primer orden en prensa y televisión, mientras
los jóvenes de este país pueden aspirar ya solo a ir enlazando un año
tras otro un contrato de trabajo precario, a condición de estar quietos y
callados.
En la Grecia clásica, noble era quien poseía la areté, es decir, la
forma de ser y de obrar que se regía y tendía siempre hacia alguna
virtud buena y justa. Noble era el cultivado en la verdad, la justicia,
la honradez, la sabiduría, la amistad o cualquier otra virtud.
Considerando que había incluso personas excelentes en esa búsqueda y
cultivo de la virtud (los aristoi), Platón y Aristóteles prefieren que
en las ciudades gobiernen los aristócratas, es decir, las personas
excelentes y modélicas en el ejercicio del bien y la justicia. Sin
embargo, el inconsciente colectivo ha olvidado dónde hunde sus raíces el
ser humano, qué aspiraciones y valores lo han hecho humano o la
necesidad de liberarse de cualquier conato de enajenación de sí mismo,
de la naturaleza y de sus energías y potencialidades.
Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba de Tormes, se casa,
y me gustaría celebrarlo confiscando todos los bienes que ella y sus
herederos no necesiten para una subsistencia digna y suficiente. Más
aún, quisiera abolir cualquier derecho de sucesión, pero como sé que la
gente de orden, ciertos profesionales de las leyes y los amantes de las
tradiciones pondrían el grito en el cielo, me resta al menos cuestionar
el origen y la legitimidad de tales posesiones y propiedades, así como
poner en duda la compatibilidad de las grandes fortunas del mundo con la
realización efectiva de los derechos humanos. De paso, podríamos
preguntarnos con qué derecho los monarcas han regalado lo que no es suyo
y, más aún, qué derecho les asiste a ellos mismos para ocupar la
Jefatura de un Estado, vivir a costa del pueblo y hacer que sus
herederos, por el hecho de ser sus descendientes, reciban mágicamente
los mismos privilegios.
La gente de orden quiere imponernos su orden, que en no pocos casos
nada tiene que ver con el orden que muchos quieren. Por lo mismo, las
denominadas “fuerzas del orden” refuerzan el orden de una minoría
conducente al desorden económico y social de una inmensa mayoría e
incluso al hambre y la miseria de un tercio de la población mundial. En
el inconsciente de un niño o un adolescente el imperativo “hay que ser
ordenado” va siendo asociado a la imposición del orden por parte del
maestro del policía o del familiar, o al rechazo de cualquier actitud
crítica del orden establecido, considerada en el inconsciente colectivo
como subversiva e indeseable.
Asimismo, la obediencia suplanta en la mente de un niño a la
conveniencia de aceptar unas reglas comunes, asumidas e interiorizadas
personal y críticamente, para una mejor convivencia. El tradicional
“artículo 33” o la tan usual frase “porque lo digo yo” parece regir las
vidas de muchos niños y adolescentes y permanecer en el ser humano hasta
el final de su existencia, lo cual implica acatar obedientemente
(=pasivamente) las órdenes provenientes “de arriba” con el objetivo de
evitarse así problemas.
En la escuela no se forman ciudadanos, sino súbditos. En el trabajo
se quiere empleados que cumplan sin rechistar las líneas marcadas. En
muchos hogares se espera hijos ejemplares, que se ajusten en lo posible a
las expectativas de sus progenitores. Una persona crítica suele ser
para muchos una persona molesta. Que un millón de norteamericanos se
hayan quedado unos minutos sin luz a causa de un huracán constituye un
drama social que aparece en todos los telediarios y medios de
comunicación. Sin embargo, ni se menciona que cientos de millones de
seres humanos carecen de agua potable, energía, alimentación y unos
mínimos servicios sociales. El inconsciente colectivo es así y transmite
a los inconscientes personales que una devastadora hambruna es solo una
“emergencia alimentaria” que se palía enviando un sms y que el origen
de todos los males radica en que los países ricos no destinen al mundo
subdesarrollado el 0,7% de su PIB.
La anciana se casa, decenas de miles mueren cada día de roña y de
hambre y estamos de enhorabuena: el fútbol español se ha dejado de
huelgas y ahora podemos ver siete u ocho partidos de fútbol en nuestro
televisor cada fin de semana.
martes, 30 de agosto de 2011
Perderse para encontrarse
Desde hace tiempo,
cada vez que alguien pide mi parecer acerca de ciertos problemas (fracaso
escolar, educación de los hijos, desencuentros en la pareja...), le suelo
aconsejar (metafóricamente, claro) “perderse en el monte”: cualquier fin de
semana y tras levantarse temprano, hay que meter en la mochila un buen
bocadillo junto con suficiente bebida. A renglón seguido, hay que dirigirse sin
vacilar “al monte” (= o al parque, o al propio cuarto, o a donde sea...), donde
uno procurará “perderse” durante unas cuantas horas. Allí, en la soledad, en
silencio, se enfrentará con sinceridad a las preguntas que ocupen o preocupen.
Con un poco de suerte, mediante este procedimiento se conoce también a nuevos
amigos, o se vuelven a encontrar viejos conocidos: principalmente, a nosotros
mismos, directamente, sin caretas.
Es preciso “perderse”, para poder encontrarse,
incluso para llegar a conocerse realmente por primera vez. Sin prisas, sin
plazos, sin condiciones, con el ánimo claro, con la inocencia de un niño, con el peso de la existencia a cuestas, hay
que adentrarse en las montañas, en los
bosques donde se escucha respirar el silencio,
donde la vida nos acaricia al penetrar en esos rincones dolorosos y
doloridos. Hay que contemplar la vida cara a cara. Es la hora de las preguntas.
Es la hora de la verdad. Es la hora de afrontar nuestra realidad, de
reconocernos a nosotros mismos, de aceptar unas cosas, de cambiar otras, de
tomar decisiones, de no ir al pairo por la vida, sino en alguna dirección (y el
que no quiera ir a ninguna parte, que sea porque así lo ha decidido).
Lo cierto es que desarrollarse plenamente como ser humano es
incompatible con la alienación pura y dura, negadora de la reflexión, la
profundidad, la quietud, la entereza, la sinceridad ante la vida y el mundo.
Posiblemente, a pesar de todo, no se atisben grandes ni brillantes respuestas
(está por ver que existan como tales). No hay que olvidar que quien asegura
estar en posesión de grandes verdades monolíticas puede estar basando sus
presuntas certezas sobre cimientos bastante inseguros e inciertos, y es que a
veces una seguridad a ultranza oculta un mundo poblado de incertidumbres
inconfesadas. Por el contrario, quien no teme perderse y caminar por la
vida, quien no ha renunciado a sondear en lo profundo de la realidad, sin
paliativos, se sabe poseedor de pocas certezas y verdades, pero sí de sí mismo y del gozo de vivir
intensa e ilusionadamente.
Quien día a día,
“perdido en el monte”, se esfuerza por atisbar con su mirada los horizontes,
lejanos y borrosos, de la vida se sabrá también solo. Sin embargo, lejos de
temer la soledad, la aceptará como una
forma privilegiada de mantener nítida e intensamente la dimensión humana del
mundo.
lunes, 29 de agosto de 2011
La nobleza celtibérica y la boda de la anciana
Artículo a publicar el miércoles en El Periódico de Aragón
Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba, se
casa. Se casa por tercera vez una de las fortunas más grandes de España, con
sus numerosos palacios, propiedades territoriales e inmobiliarias, colecciones
de arte, sociedades y participaciones bursátiles. Solo en tierra posee unas
34.000 hectáreas y, según el libro Guinness de los récords, posee más títulos
que ningún otro noble en el mundo.
Su gran mérito es haber nacido en una familia multimillonaria,
producto de los señoríos jurisdiccionales o donaciones hechas por los monarcas
a nobles y clérigos como pago o recompensa por los servicios prestados, que la
Casa de Alba conservó bajo su propiedad tras la supresión de los mismos en 1812.
Como la conservación de semejante patrimonio cuesta mucho dinero, ha cedido a
instituciones publicas algunos palacios y castillos existentes en España para
su conservación y uso. Así, por ejemplo, cedió al pueblo zaragozano de Épila el
por entonces deteriorado palacio de los condes de Aranda por el precio
simbólico de una peseta con la consiguiente obligación de conservar bien el
edificio y habiendo desalojado previamente la colección de pinturas, muebles,
vajillas, carruajes y trajes del rey Alfonso XIII que había en el palacio
epilense.
No toda la ciudadanía española la admira. Por ejemplo, en
febrero de 2006 el por entonces presidente de Andalucía, Manuel Chaves, la nombró Hija Predilecta de Andalucía, contra lo
que protestó vehementemente el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) a las
puertas de la Real Maestranza, pues una de las mayores fortunas de España iba a
disfrutar así de sustanciosos beneficios económicos sin que ello redundara en
beneficio del pueblo. Al conocer los incidentes y los 14 heridos resultantes de
los enfrentamientos con la policía, a Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa
de Alba de Tormes, no se le ocurrió otra cosa que decir que los manifestantes
eran solo “unos locos” y “unos delincuentes”. El tribunal que se hizo cargo del
caso la absolvió porque no constituyen delito las ofensas a una persona
jurídica, como es el SOC, si bien Cayetana tuvo que pagar finalmente una multa
de 6.000 euros, por una falta de injurias.
En el mes de julio pasado, adelantó el reparto de su
herencia entre sus seis hijos: 110 millones de euros a cada uno y la
titularidad registral de sus bienes.
Solo ya el mayor, Carlos,
como primogénito y futuro duque de Alba, recibió, entre otras muchas cosas, el
enorme legado artístico de la Fundación Casa de Alba, valorado en más de 2000
millones de euros.
Cayetana Fitz-James Stuart, XVIII duquesa de Alba de Tormes,
se casa, y me gustaría celebrarlo confiscando todos los bienes que ella y sus allegados
no necesiten para una subsistencia digna y suficiente. Como sé que la gente de
orden, los leguleyos y los amantes de las tradiciones pondrían el grito en el
cielo, me resta al menos la oportunidad de cuestionar el origen y la
legitimidad de tales posesiones y propiedades, así como poner en duda la
compatibilidad de las grandes fortunas del mundo con la realización de los
derechos humanos. De paso, podríamos preguntarnos con qué derecho los monarcas
han regalado lo que no es suyo y, más aún, qué derecho les asiste a ellos
mismos para ocupar la Jefatura de un Estado y hacer que sus herederos, por el
hecho de ser sus descendientes, reciban mágicamente los mismos privilegios.
En la Grecia clásica, noble era quien poseía la areté, es decir, la forma de ser y de
obrar que se regía y tendía siempre hacia alguna virtud buena y justa. Noble
era el cultivado en la verdad, la justicia, la honradez, la amistad o cualquier
otra virtud. Había incluso personas excelentes en esa búsqueda y cultivo de la
virtud (los aristoi), por eso Platón
y Aristóteles prefieren que en las ciudades gobiernen los aristócratas, es
decir, las personas excelentes y modélicas en el ejercicio del bien y la
justicia.
Con el tiempo, poco a poco, fue pervirtiéndose el
significado verdadera de “noble” y “aristócrata”, enterrándolo bajo montañas de
títulos, posesiones y dinero de los que unos pocos disfrutaban en detrimento de
todos los demás, del pueblo y de la ciudadanía.
Hemos
llegado a tal punto en esa perversión que ahora parece preocupar principalmente
el vestido que va a llevar una anciana en su boda y cuántos invitados habrá en
la ceremonia. Antes creímos realmente que era necesario poner en tela de juicio
el concepto y el hecho mismo de la propiedad privada, e incluso exigir la
socialización de los medios de producción. Hoy buena parte de los medios está
en manos de grandes fortunas, por eso la boda de Cayetana Fitz-James Stuart,
XVIII duquesa de Alba de Tormes, será noticia de primer orden, mientras los
jóvenes de este país pueden aspirar ya solo a ir enlazando un año tras otro un
contrato de trabajo precario, a condición de estar quietos y callados.
domingo, 28 de agosto de 2011
25 mensajes del 15M para una revolución
Una selección de los lemas, las frases y las pancartas
surgidas de las protestas que se iniciaron el 15M, que más han llamado
la atención a los ciudadanos
1. "No somos antisistema, el sistema es anti-nosotros"
2. "Me sobra mes a final de sueldo"
3. "No hay pan para tanto chorizo"
4. "¿Dónde está la izquierda? al fondo, de la derecha".
5. "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir".
6. "Se alquila esclavo económico"
7. "Se puede acampar para ver a Justin Bieber pero no para
defender nuestros derechos"
8. "Error 404: Democracia not found"
9. "Error de sistema. Reinicie, por favor"
10. "Esto no es una cuestión de izquierda contra derechas, es
de los de abajo contra los de arriba"
11. "Vivimos en un país donde licenciados están en paro, el
presidente de nuestro gobierno no sabe inglés...y la oposición
tampoco"
12. "Mis sueños no caben en tus urnas"
13. "Políticos: somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE"
14. "Nos mean y dicen que llueve! "
15. "No falta el dinero. Sobran ladrones"
16. "¿Qué tal os va por España"?- Pues no nos podemos quejar.
O sea, que bien ¿no?- no, que no nos podemos quejar."
17. "No es una crisis, es una estafa"
18. "No apagues la televisión... Podrías pensar"
19. "!!Tengo una carrera y como mortadela!!"
20. "Manos arriba, esto es un contrato"
21. "Ni cara A, ni cara B, queremos cambiar de disco"
22. "Rebeldes sin casa"
23. "Democracia, me gustas porque estás como ausente"
24. "Nosotros buscamos razones, ellos victorias"
25. "Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean"
surgidas de las protestas que se iniciaron el 15M, que más han llamado
la atención a los ciudadanos
1. "No somos antisistema, el sistema es anti-nosotros"
2. "Me sobra mes a final de sueldo"
3. "No hay pan para tanto chorizo"
4. "¿Dónde está la izquierda? al fondo, de la derecha".
5. "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir".
6. "Se alquila esclavo económico"
7. "Se puede acampar para ver a Justin Bieber pero no para
defender nuestros derechos"
8. "Error 404: Democracia not found"
9. "Error de sistema. Reinicie, por favor"
10. "Esto no es una cuestión de izquierda contra derechas, es
de los de abajo contra los de arriba"
11. "Vivimos en un país donde licenciados están en paro, el
presidente de nuestro gobierno no sabe inglés...y la oposición
tampoco"
12. "Mis sueños no caben en tus urnas"
13. "Políticos: somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE"
14. "Nos mean y dicen que llueve! "
15. "No falta el dinero. Sobran ladrones"
16. "¿Qué tal os va por España"?- Pues no nos podemos quejar.
O sea, que bien ¿no?- no, que no nos podemos quejar."
17. "No es una crisis, es una estafa"
18. "No apagues la televisión... Podrías pensar"
19. "!!Tengo una carrera y como mortadela!!"
20. "Manos arriba, esto es un contrato"
21. "Ni cara A, ni cara B, queremos cambiar de disco"
22. "Rebeldes sin casa"
23. "Democracia, me gustas porque estás como ausente"
24. "Nosotros buscamos razones, ellos victorias"
25. "Cuando los de abajo se mueven, los de arriba se tambalean"
sábado, 27 de agosto de 2011
Carta urgente de José Luis Sampedro a Zapatero sobre la reforma express de la constitución
Corrección:Parece que el texto publicado no es de
Sampedro, . sino de Democracia Real Ya,
que lo tiene publicado desde hace dos días y está basado en el texto de
Zola: "Yo acuso". Este error involuntario qno
disminuye la validez del texto, pero es justo pedir disculpas por el
error de autoría y poner las cosas en su sitio.
Carta a Don José Luís Rodríguez Zapatero.
Presidente del estado Español.
Y al resto de las señorías que portan la representatividad parlamentaria.
Señor presidente, permitánme dirigirme a usted para comentarle mis más profundas inquietudes que, por mi honor y conciencia, me impiden quedarme al margen de los hechos relativos a nuestra Constitución amenazada por una vergonzosa e imborrable mancha.
Habéis realizado un gobierno durante sus dos legislaturas en las que, muchos podemos estar en contra o a favor de su gestión frente del ejecutivo que preside. Habéis cometido aciertos y errores, éstos últimos desgraciadamente más numerosos en su último periplo presidencial. Sus gestiones pueden ser criticadas o avaladas desde todos los frentes que los ciudadanos deseen pronunciarse.
¡Pero que mancha de cieno sobre vuestro nombre -iba a decir sobre vuestro reino- puede imprimir esta abominable reforma constitucional! Por lo pronto usted decide reformarla mediante una llamada telefónica al señor Mariano Rajoy, presidente del principal partido de la oposición, tomando ambos la representatividad parlamentaria como un absolutismo de dos dirigentes, dando bofetada suprema a toda justicia. Y no hay remedio, España conservará esa mancha sobre su carta magna y la historia consignará que semejante crimen social se cometió al amparo de vuestra presidencia.
Puesto que ha obrado tan sin razón, hablaré. Prometo decir toda la verdad y la diré si antes no lo hace el tribunal con toda claridad.
Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro de la ciudadanía que expía a lo lejos cruelmente ultrajada, una reforma que no ha decidido.
Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado. Estoy convencido de que la ciudadanía no ignora lo que ocurre, entonces ¿a quién denunciar este afrenta malhechora de verdaderos culpables sino al primer soberano de la carta magna, al Pueblo?
Ante todo la verdad acerca de nuestra carta magna y su proceso de reformarla.
Nuestra Constitución, nacida en 1978, promulga en sus artículo primero del título preliminar
“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”.
Agentes externos a nuestro ámbito constitucional, la señora Merkel y el señor Sarkozy han dictado los cambios que usted promulga, auspiciados aún si cabe por entidades externas y opacas a la ciudadanía, no sólo de nuestro estado, sino del resto de los ciudadanos miembros de la Unión Europea.
Señor presidente del gobierno y señor presidente del principal partido de la oposición:
No recuerdo que en ninguna de las legislaturas, en las que ustedes han sido elegidos como representantes de los ciudadanos (ni anteriormente tampoco), hubiese en algún proceso electoral papeletas para proceder a legitimar a estas personas (la señora Merkel y el señor Sarkozy) sobre nuestro ordenamiento legal, jurídico y constitucional.
Igualmente me consta, en ninguno de sus respectivos programas electorales, ninguna intención de reformar la constitución.
Ante este hecho y sus intenciones, ustedes han puesto la forma política dictada por la Constitución (representación parlamentaria) muy por encima de la soberanía establecida en la carta magna (el pueblo) documento que regula las normas y convivencia en nuestra nación.
Al ejercer su disciplina partidista, sr. Zapatero y sr. Rajoy, en la que los señores y señoras parlamentarias únicamente promulgan el deseo de sus líderes (en el presente caso ustedes), vuestras señorías son responsables y ejecutores del crimen que les expongo.
De forma sorpresiva, en periodo estival, con un parlamento en funciones, donde las señorías preparan las maletas fuera del hemiciclo ante la próxima cita electoral, ustedes pretenden modificar la Constitución sin consultar a sus soberanos.
Ustedes sobrepasan con sus intenciones el artículo primero del título preliminar de nuestra constitución. Su reforma no es para un “Estado social” y sus formas no son, ni mucho menos, “democráticas de Derecho”.
Tal es la verdad, señores parlamentarios, verdad tan espantosa, que no dudo quede como una mancha en vuestra representatividad. Supongo que no tengáis ningún poder en este asunto, que seáis prisioneros de los mercados y de los poderes que os rodean; pero tenéis un deber de ciudadano en el cual meditaréis cumpliéndolo, aunque dudo que honorablemente. No creáis que desespero del triunfo; lo repito con una certeza que no permite la menor vacilación; la verdad avanza y nadie podrá contenerla.
Hasta hoy no perpetrabais el proceso, pues hasta hoy no han quedado deslindadas las posiciones de cada uno; a un lado los culpables, que no quieren la luz; al otro los justicieros que darán la vida porque la luz se haga. Cuanto más duramente se oprime la verdad, más fuerza toma, y la explosión será terrible. Veremos como se prepara el más ruidoso de los desastres.
Señor Presidente, concluyamos, que ya es tiempo.
Yo acuso al Banco Mundial, FMI, OCDE y demás organizaciones supranacionales y externas al gobierno europeo de ser los organizadores de este crimen. Ninguna de ellas elegidas en representatividad por el Pueblo de un estado, el nuestro, sobre el que quieren reformar la Constitución.
Acuso a la UE y al BCE de ser garantes dentro del territorio europeo este complot.
Acuso a Standard & Poor’s y a Moody’s como cómplices y beneficiarios de este acto.
Acuso al conjunto de la banca europea y nacional como lobby cómplice y beneficiarlo de esta infamia.
Acuso a la señora Merkel y al señor Sharkosy por inducir a perpetrar este vil atentado a nuestra soberanía.
Acuso a aquellas empresas, que junto a la banca, presionan a sus señorías para dejar de ejercer la representatividad de sus soberanos, ejerciéndola sobre sus intereses económicos.
Acuso a aquellos políticos cuyo máximo interés es mantenerse en el cargo que ejercen a cualquier precio, tan indignantes como el del crimen que nos ocupa.
Y por último: les acuso a ustedes por proponer esta modificación de espaldas a la ciudadanía. Ciudadanía que avala, es garante y soberana tanto del estado Español como de su carta magna. Ustedes que, mediante una simple llamada telefónica, ultrajan la inviolabilidad de una Constitución, inviolabilidad que defendieron cuando no se han atrevido a mantener su vigencia, adecuándola a las realidades sociales. Ustedes que juraron o prometieron sobre ella.
Se atreven a modificar el máximo documento del Estado en aras del “Mercado”. Mercado al que pretenden calmar mientras las voces del pueblo son ignoradas o silenciadas.
Puede que éste crimen ejerzan el efecto que ustedes esperan, pero no ignoren las victimas consecuentes. Habrán convertido la Constitución en un simple panfleto al que poner a cotizar en los mercados de valores, habrán convertido el espíritu de la transición española no en un garante de paz y democracia social como fue en su día, sino en un mero informe de resultados macro-económicos. Y habrán convertido a la ciudadanía española en un pueblo sin su máximo referente de legalidad moral y convivencia al subvertir los valores representados en ella por cifras monetarias inducidas fuera del espíritu en el que se redactó.
Distinguidas señorías, en nuestro Estado, no sólo hay que ser demócrata, también hay que parecerlo y sus formas distan mucho de ello. Desde hace mucho tiempo no resuelven entre ustedes la composición del Tribunal Constitucional y resulta que si resuelven en minutos modificar el texto sobre el que basar sus juicios. Lo dicho señorías, también hay que parecerlo.
Sólo la ciudadanía tiene el derecho, tiene el deber, de mantener vigente este documento, ustedes han de darles los medios. Ustedes, la clase política, que no sólo por activa ahora perpetran este crimen que nos ocupa, sino que por pasiva en las últimas décadas no han dado un paso para mantener su vigencia, y mucho menos aún, consultar al Pueblo al respecto.
No ignoro que, al formular estas acusaciones, arrojo sobre mí el peso y decisión del máximo soberano del estado del cual ustedes se supone que representan. Y voluntariamente me pongo a disposición del Pueblo.
En cuanto a las personas a quienes acuso, debo decir que ni las conozco ni las he visto nunca, ni siento particularmente por ellas rencor ni odio. Las considero como entidades, como espíritus de maleficencia social. Y el acto que realizo aquí, no es más que un medio revolucionario de activar la explosión de la verdad y de la justicia.
Sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga, y lo imploro en nombre de la ciudadanía, que ha sufrido tanto y que tiene derecho a ser feliz. Mi ardiente protesta no es más que un grito de mi alma. Que se atrevan a llevarme a los ciudadanos y que me juzguen públicamente.
Así lo espero.
Un video de un momento lleno de emoción
El último 12 de marzo, Silvio Berlusconi debió enfrentar la
realidad. Italia festejaba el aniversario de su creación y en esta
ocasión se dio en la ópera de Roma la opera Nabucco de Giuseppe Verdi, dirigida
por el maestro Ricardo Muti. Nabucco es una obra tanto musical como política:
Evoca el episodio de la esclavitud de los judíos en Babilonia, y el
famoso canto "Va pensiero" el el canto del Coro de esclavos
oprimidos. En Italia, este canto es símbolo de la búsqueda de libertad del
pueblo, que en los años 1880 -época en que se escribió la ópera - estaba
oprimido por el imperio Habsburgo, y que combatió hasta la ceación de la Italia
unificada. Antes de la representación, Gianni Alemanno, alcalde Roma, subió al
escenario para pronunciar un discurso denunciando los recortes al presupuesto
de cultura que hizo el gobierno, siendo que Alemanno es miembro del partido
gobernante y viejo ministro de Berlusconi. Esta intervención política, en un
momento cultural de los más simbólicos para Ialia, produciría un efecto
inesperado, siendo que Berlusconi en persona había asistido a la
representación.
Relatado
luego por el Times, Ricardo Muti, director de la orquesta, contó que fue una
verdadera velada de revolución: "Al principio, hubo una gran ovación en el
público. Luego comenzamos con la ópera. Se desarrolló muy bien hasta que
llegamos al famoso canto Va pensiero. Inmediatamente sentí que la atmósfera se
tensaba en el público. Hay cosas que no se pueden describir, pero uno las
siente. Era el silencio del público que se hacía sentir. Pero en el momento en
que la gente se dio cuenta que empezaba el VA Pensiero, el silencio se llenó de
verdadero fervor. Se podía sentir la reacción visceral del público ante el
lamento de los esclavos que cantan: "Oh patria mía, tan bella y
perdida."
Cuando
el coro llegaba a su fin, ya se oían en el público varios pedidos de bis.
El público comenzó a gritar: "Viva Italia" y "Viva Verdi"
Gente en el gallinero comenzó a arrojar papeles llenos de mensajes
patrióticos. Aun cuando ya en una única ocasión había aceptado hacer un
Bis para el Va Pensiero en la Scala de Milan en 1986, dado que para Muti
la ópera debe ir de principio a fin. "Yo no quería sólo hacer un bis.
Tenía que haber una intención especial para hacerlo.", relata. Pero el
público ya había despertado su sentimiento patriótico. En un gesto teatral,
Muti se dio vuelta y miró al público y a Berlusconi a la vez, y se produjo lo
siguiente:
[Luego de que se
callaran los llamados a un Bis para el Va Pensiero, en el público se oyó el
"Larga Vida a Italia !"]
El director de orquesta Ricardo Muti :
- Sí, estoy de acuerdo con esto. "Larga vida a Italia"
- pero...
[aplausos]
Muti: -Ya no tengo más 30 años y he vivido mi vida, pero en tanto que italiano recorrí mucho el mundo, y hoy tengo vergüenza de lo que sucede en mi país. Entonces accedo a vuestro pedido de un bis para el Va Pensiero nuevamente. No es sólo por la dicha patriótica que siento, sino porque esta noche, cuando dirigía al Coro que cantó "Ay mi país, bello y perdido" , pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. En tal caso, nuestra patria, estaría en verdad "bella y perdida".
El director de orquesta Ricardo Muti :
- Sí, estoy de acuerdo con esto. "Larga vida a Italia"
- pero...
[aplausos]
Muti: -Ya no tengo más 30 años y he vivido mi vida, pero en tanto que italiano recorrí mucho el mundo, y hoy tengo vergüenza de lo que sucede en mi país. Entonces accedo a vuestro pedido de un bis para el Va Pensiero nuevamente. No es sólo por la dicha patriótica que siento, sino porque esta noche, cuando dirigía al Coro que cantó "Ay mi país, bello y perdido" , pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. En tal caso, nuestra patria, estaría en verdad "bella y perdida".
[Aplausos , incluidos de
los artistas en escena]
- Muti
: Siendo que reina acá un clima italiano, yo, Muti, me callé la boca muchos
años. Quisiera ahora...tendríamos que darle sentido a este canto; estamos en
nuestra casa, el teatro de Roma, y con un coro que cantó magníficamente bien y
que acompañö espléndidamente, si quieren, les propongo unirse a nosotros para
que cantemos todos juntos.
Entonces
invitó al público a cantar con el coro de esclavos. Vi grupos de gente
levantarse. Toda la ópera de Roma se levantó. Y el Coro también. Fue un momento
mágico en la ópera.
Esa noche no fue solamente una representación de Nabucco, sino también una declaración del teatro de la capital para llamar la atención a los políticos.
Esa noche no fue solamente una representación de Nabucco, sino también una declaración del teatro de la capital para llamar la atención a los políticos.
Este es el video de un momento lleno de
emoción
El juez, los policías y los “okupantes”
Publicado hoy en Izquierda Digital
Ha llegado a mis manos un auto judicial
de fecha doce de agosto de 2011, donde el magistrado-juez del Juzgado de
Instrucción n. 1 de Zaragoza, José Ignacio Martínez Esteban, decreta el
sobreseimiento de la denuncia interpuesta por un ciudadano (de nombre Ignacio)
por la violencia empleada por la policía en el desalojo de un inmueble
previamente “okupado” por algunos miembros del 15M.
Pues bien, tras leer el auto judicial, he
quedado estupefacto. Ciertamente, no percibimos la realidad como si fuésemos
cámaras fotográficas, sino que la reconstruimos, configuramos, interpretamos y
remodelamos a tenor de una multitud de factores personales, profesionales,
sociales y culturales que conforman nuestro aparato perceptivo y mental.
Consciente de ello, intento ahora dejar de lado en lo posible cualquier
componente personal y subjetivo y ceñirme a lo que he visto personalmente y he
constatado en los informes médicos. Me pregunto si el magistrado-juez del
Juzgado de Instrucción n. 1 de Zaragoza, José Ignacio Martínez Esteban, ha
hecho el mismo esfuerzo de objetividad e imparcialidad.
No hablo de oídas, pues pude observar
personalmente los daños infligidos a Ignacio, que también constan en el informe
médico de Urgencias del Hospital “Miguel Servet” de la ciudad de Zaragoza. En
primer lugar, las fuerzas policiales no desalojaron el edificio, pues los
“okupantes” habían decidido quedarse fuera, en la calle, sobre la acera (el
juez se equivoca de plano cuando afirma en el Fundamento de derecho Segundo que
se hallaban “en el interior del inmueble y en sus accesos”. A resultas de lo
allí sucedido, no quiero imaginar lo que podría haber ocurrido dentro, sin
cámaras ni testigos, aquel treinta de junio de 2011.
Ignacio acabó en el hospital, con
múltiples contusiones y heridas, producto de las patadas y golpes. Es una
persona convencida de que el pacifismo es la vía adecuada en cualquier
situación o acción reivindicativa, e incluso insistió a sus compañeros en no
dar argumentos a los posibles futuros detractores al utilizar actitudes o actos
violentos. Ignacio mismo me contó al día siguiente que, en pleno fragor de
aquella mañana, dijo a los policías que aquellos “okupantes” podían ser sus
hijos o sus hermanos. Yo creo a Nacho a pies juntillas; le conozco y le creo.
Sé que dice la verdad al contar que, mientras un policía le aplastaba la cara
con su bota contra el suelo, otros le pateaban el cuerpo y otro más le rompió
de una patada en los testículos. Poco pudieron ver los compañeros, fotógrafos,
periodistas y curiosos, pues los policías habían formado un semicírculo para
ocultar la escena, pero su cara y su cuerpo delataban el troglodítico proceder
de aquellos policías. Por suerte, al día siguiente Ignacio no orinaba ya
sangre, pero durante varios días podía observarse claramente en su cara y en
una oreja la marca de la bota del policía que lo sujetaba así, mientras otros
le propinaban golpes.
Ignacio había denunciado a dos policías.
Según el auto, el primero es un simple conductor de un coche policial, no
presente en los hechos. Del otro, “no existe constancia de su presencia”. Sin
más y sin menos. Zanjado el asunto. Por lo que el señor juez concluye el
sobreseimiento de la causa, “dado que no aparecen motivos suficientes para
imputar el supuesto hecho delictivo a persona determinada”. Y como así son las
cosas, al señor juez no se le ocurre indagar algo más, salvo dar carpetazo a la
denuncia y comunicar el fallo por correo certificado.
Recuerdo a este respecto el comunicado
que un sindicato policial sacó al poco tiempo presentando a aquellos policías
como víctimas de los insultos y agresiones de los miembros del 15M desalojados.
Me vienen a la cabeza ahora las recientes declaraciones realizadas
conjuntamente por la Confederación Española de Policía (CEP) y el Sindicato
Profesional de Policía (SPP) denunciando “que sus agentes están recibiendo
amenazas directas de muerte" y están siendo perseguidos a través de
Internet por “los colectivos laicistas” que se manifestaron la semana pasada en
la Puerta del Sol a raíz de la reciente visita del Papa a España. Verdades a
medias convertidas en gruesas mentiras. Táctica trilera de verter
indiscriminadamente las acusaciones sobre la espalda ajena y aparecer así como
víctima y defensor de la ley y el orden.
Sin embargo, el juez se pone también en
la hipótesis de que algún policía hubiera sido identificado en el lugar de los
hechos. En tal caso, continúa el magistrado, lo único cierto sería que aquellos
policías “se hallaban realizando su labor en cumplimiento de una orden”. No
cuestiona ni indaga, pues, la labor realizada, sino que la pone al abrigo de la
orden recibida (¡cuántas dictaduras e injusticias están repletas de
cumplimientos de órdenes recibidas!).
Añade el juez que en el desalojo se
produce en primer lugar una “confrontación dialéctica (y en algunos casos
física)”, y después se procede al desalojo “utilizando la fuerza necesaria y
mínima imprescindible para el cumplimiento de la orden”. Reconoce asimismo que
a resultas de esa fuerza “mínima y necesaria” Ignacio sufre lesiones cuya curación
necesita diez días. Una vez más, la verdad queda oculta tras los circunloquios
y los eufemismos.
A continuación aduce como eximente legal
de los policías que el empleo de los “medios violentos” es legítimo a fin de
“garantizar el orden jurídico” y “servir a la paz colectiva”, y siempre que
estén regidos por “los principios de congruencia, oportunidad y
proporcionalidad”. Por si fuera poco, el
señor juez remarca que “existía necesidad (en abstracto) (sic) de usar cierta violencia para el mantenimiento del orden
publico, porque sin ella no les hubiera sido posible (…) cumplir con su
obligación”. La violencia empleada con Ignacio que le producen las referidas
lesiones “no consta que sobrepasara lo razonable para la finalidad pretendida
(…) y “sí que consta que fue usada ocasionando el modo menos lesivo posible”.
El señor juez concluye afirmando que los
hechos denunciados por Ignacio no pueden ser calificados como delito, queda
excluido el inicio de un proceso penal contra algún policía y sobreseída la
causa. Y colorín colorado.
Dice
Wittgenstein en su Tractatus que lo
que no se puede pensar tampoco se puede decir y lo que no se puede decir
tampoco resulta pensable. Concluye entonces Wittgenstein que de lo que no se
puede hablar, mejor es callar. Por eso decido ahora no seguir escribiendo en la
confianza de que la inteligencia del lector rematará la faena.
miércoles, 24 de agosto de 2011
Yo estuve en la manifestación laica
Publicado hoy en El Periódico de Aragón
El miércoles pasado se celebró una
manifestación laica en Madrid, convocada por Europa Laica y más de 150
asociaciones y entidades, a la que tuve el gusto y el honor de asistir. No
buscaba con ello ir contra nada ni contra nadie, sino poner de manifiesto que
muchos aspiramos a vivir en un país de ciudadanos que ejercen sus derechos en
libertad e igualdad de condiciones, y sin privilegios. No se trataba de una
manifestación antipapa por mucho que se empeñara determinada facción política y
mediática. Asimismo, no pude menos que sonreír con una mezcla de cabreo y
amargura al leer que el portavoz de los jerarcas católicos hispanos, Martínez Camino, tachaba de parásitos y
aprovechados a los manifestantes, pues no hay mayor parásito que quien recibe
gratuitamente, entre otras cosas, más de diez mil millones de euros anuales del
dinero de todos los españoles.
Asimismo, aspiro a que todas las personas
y organizaciones de mi país y del mundo puedan celebrar libremente lo que
quieran, siempre que cuenten con la debida autorización y siempre que se lo
paguen. De hecho, observé bastante respeto por las calles y plazas madrileñas
al paso de aquellos jóvenes católicos uniformados con las gorras, mochilas y
camisetas que costeamos entre todos.
Sin embargo, las cosas no siempre fueron
tan bonitas ni tan sencillas. Los “peregrinos” tenían plena libertad para
circular por una plaza tan emblemática como la de Sol, pero el 17 de agosto los
“laicos” fueron echados de allí por la policía a palos. A unos se les invita a
retirarse y a otros se les desaloja violentamente. Unos pueden entonar sin
problemas sus cánticos y lemas, pero los laicos provocan por el simple hecho de
manifestarse en un recorrido aprobado por la delegación del Gobierno. Unos
hacen ostentación de su adscripción confesional y otros agreden.
En realidad, no se trata de fe o no fe,
sino de poder: la religión es aquietante para el poder y suministra votos de
orden. Vergüenza sentí al escuchar solo el “profundísimo respeto” de Rubalcaba, “el Gobierno hace lo que
debe hacer” de Jáuregui, “es muy
bueno para todos” de Blanco (no hago
mención del PP, pues no engañan a nadie en el plano confesional). Sin embargo, el laicismo resulta inquietante
al poder.
El laicismo es un paso adelante en el
camino de los valores de la Ilustración y del librepensamiento . Busca y
propone unas reglas comunes de convivencia, por encima de cualquier instancia
privada. Por eso no lo entiende, no lo quiere entender, el mundo católico
institucional, al igual que no termina de comprenderlo una parte de los que se
le oponen. Por eso también es precisa una labor de pedagogía, de toma de
conciencia de esas bases comunes de convivencia. No me gustan los 75 millones
para financiar el viaje de Ratzinger
ni el Concordato entre el Estado y el Vaticano ni ver a Belloch y al Ayuntamiento zaragozano metidos en misas y procesiones
confesionales ni al Jefe del Estado, a Zapatero
y a representantes de las más altas instituciones del Estado agasajando a Ratzinger.
No me gustan los planteamientos homófobos, misóginos y maniqueos de la SICAR
(santa iglesia católica apostólica romana). Pero tampoco me gusta, por razones
muy parecidas, que en una manifestación haya descerebrados que quieran ver
colgado de un pino a alguien, exclusivamente anticlericales e ignorantes de lo
que verdaderamente es el laicismo.
He ido a esa manifestación porque estoy
seguro de que otro mundo es posible, un mundo de derechos y libertades en plena
igualdad de condiciones, sin prebendas ni privilegios, con el común denominador
de los derechos humanos (Carta que, por cierto, sigue sin estar firmada por la
Iglesia Católica).
No es otra cosa lo que Kant propone en un famoso texto que me
atrevo a parafrasear y en el que cambio únicamente “ilustración” por
“laicismo”: El laicismo es la salida del
hombre de su minoría de edad; es decir, de la incapacidad de pensar y vivir por
sí mismo, sin la dirección y la conducción de otro. Hora es ya de ponerse en
camino hacia la libertad, rechazando el yugo de la minoría de edad, y
promoviendo la vocación que todo hombre tiene de pensar y vivir por sí mismo.
Aunque el banquero diga “no pienses y paga”; el sacerdote: “no razones, ten
fe”; el poderoso: “razona sobre lo que quieras, pero obedece”, hay que cuidar y
fomentar esa disposición al libre pensamiento que vaya calando en el sentir del
pueblo e incluso en los principios del gobierno, que ha de tener por provechoso
tratar al hombre conforme a su dignidad.
En
esto, ni más ni menos, consiste el laicismo. No hay verdadera democracia sin un
Estado laico y aconfesional.
martes, 23 de agosto de 2011
¿Existencialismo clerical?
Publicado hoy en Izquierda Digital
Leo en la prensa que
el señor Ratzinger ha hablado de la existencia ante los jóvenes católicos que
han acudido a la JMJ. Algunos recordarán que, sobre todo en los años
posteriores a la segunda guerra mundial, proliferaron los pensadores centrados
en el análisis de la existencia y que fueron clasificados dentro del movimiento
“existencialista”. Como común denominador, muchos de ellos afirman que la
existencia humana es un permanente ir haciéndose a golpe de decisión, pues cada
instante se nos abre un abanico de posibilidades entre las que tenemos que
elegir necesariamente para desarrollarnos como humanos. Esa obligada capacidad
de decisión permanente de uno mismo es la libertad. Por eso mismo, somos
responsables de lo que vamos resultando ser: somos producto de nuestra libertad
y capaces de llevar nuestra vida por donde consideremos conveniente, incluso de
echarla a perder.
Ratzinger propone
ideas no susceptibles de razonamientos, argumentos y análisis racionales, sino
de fe, es decir, que uno se las cree o no se las cree, sin otros aditamentos o
apoyaturas. En ese contexto, previno el otro día en la madrileña plaza de la
Cibeles contra la “tentación” de una “existencia sin horizontes” y una
“libertad sin dios” (el suyo propio, pues los demás dioses son falsos para él y
los suyos). Por lo mismo, criticó a quienes,
“creyéndose dioses” desearían “decidir por sí solos qué es verdad o no,
lo que es bueno o es malo, lo justo o lo injusto”. Algo parecido, pues, al
galimatías existencial que Rouco Varela espetó días antes con la frase sin
sentido de que la juventud actual ha perdido sus “raíces existenciales” (¡!).
Toda una frase con pretensiones de profundidad y que a la postre resulta ser
una pseudoproposición. Toda esa batería de misiles estaban dirigidos a la
obsesión fundamental en el mundo católico: sexo, eutanasia, aborto.
Particularmente disparó contra quienes se creen en el derecho de decidir “quién es digno de vivir o puede ser
sacrificado en aras de otras preferencias”.
Me viene a la mente
el Prólogo de Así habló Zaratustra,
en el que Nietzsche presenta a Zaratustra recluido en una montaña reflexionando
sobre la naturaleza y el ser humano. Finalmente decide bajar y al primero que
encuentra es a un ermitaño dedicado a orar y alabar a su dios. Tras conversar
un buen rato con él, leemos: “Mas cuando Zaratustra estuvo solo, habló
así a su corazón: «¡Será posible! ¡Este viejo santo en su bosque no ha oído
todavía nada de que Dios ha muerto!». No quiero ahora detenerme en alguna
suerte de muerte de dios, ni en argumentar su existencia o inexistencia.
Traslado la citada exclamación de Zaratustra a las palabras de Ratzinger. Dios
es para él un pre-concepto y un pre-juicio, pues no solo da por descontado su
existencia, sino que cualquier persona en su sano juicio debe admitir la
existencia de su dios, único y verdadero. Ratzinger no se da cuenta de que
“dios” es una palabra y un concepto que para muchos carecen de sentido, y para
otros muchos significa algo completamente distinto. De hecho, si dedicáramos
algún tiempo a informarnos acerca de la historia de las religiones y sus
respectivos dioses, todas y cada una de ellas con el afán intransigente y
fanático de poseer la verdad absoluta y combatir a las religiones vecinas por
idólatras y falsas, a mucha gente le resultaría bastante difícil –desde la
razón, claro está, no desde la visceralidad- mantener la verosimilitud o la
coherencia de su propia religión.
Afirma Ratzinger que equivale a “creerse
dios” sostener el derecho que cada uno tiene de disponer de su propia vida,
llevarla por donde se considera oportuno y decidir libre y responsablemente su
acabamiento. Ignora Ratzinger que quienes así piensan y están determinados a
llevar a cabo esta certidumbre tienen la mente y el corazón en ámbitos
completamente ajenos a sus discursos y sermones. Yo me declaro dueño de mí
mismo, declaro que mi vida y mi muerte están en mis manos, que nadie puede y
debe interferir en mis ideas y decisiones, que quiero morir dignamente porque
amo la vida, que de una vida buena y digna se sigue una muerte buena y digna.
Ratzinger, en su supina ignorancia,
quiere relegarme por ello al mundo de los seres humanos que, en su locura, se
creen dioses. Ignora que no hay otra motivo para declararse dueño de uno mismo
que saberse y quererse humano. Ratzinger pretende hacer creer que no hay bondad
sin dios, que no hay verdadera libertad sin dios; pretende someternos dentro de
una moral de sumisos, resignados, esclavos, dependientes de otros. Ratzinger
aún no ha oído nada de que dios ha muerto.
Muere sobre todo el dios de la culpa, del
sufrimiento, del pecado, del cielo y del infierno. Muere el dios que aplasta
con su infinitud de nada. Muere el dios que encierra dentro de sí en grado
infinito todo lo que la gente considera bueno y admirable. Muere el dios de
Platón, de Filón, de Agustín, de Tomás de Aquino, de Pascal, de Pacelli,
de Franco, de Wojtyła, de Ratzinger. Como escribe Epicuro en su Carta a Meneceo: “No es impío el
que desecha los dioses de la gente, sino quien atribuye a los dioses las
opiniones de la gente”.
Y nace el ser humano, capaz de decidir y convenir con otros seres
humanos, por sí mismos, qué es verdad o no, qué
es bueno o malo, qué es justo o injusto.
domingo, 21 de agosto de 2011
El Valle de los Caídos debe seguir como monumento a la barbarie y el fanatismo
Publicado hoy en Izquierda Digital
El católico ministro de la Presidencia,
Ramón Jáuregui, ha pedido ayuda y colaboración a la iglesia católica para que
el Valle de los Caídos quede finalmente transformado en “un lugar de memoria
reconciliada”. Eso me recuerda la visita que realicé a inicios de los 70 al
campo de concentración de Dachau, aprovechando que pasaba por una carretera
secundaria del norte de Baviera muy cercana del campo. Dachau era y sigue
siendo un inequívoco lugar para la memoria de la brutalidad nazi, sin más
aditamentos. En Dachau no hay nada ni nadie que reconciliar, sino solo que ver,
mirar, recordar y quedar sumido por unas horas en el horror y la zozobra.
Dachau, como Treblinka, Mauthausen, Auschwitz y tantos otros campos de
concentración, están conservados para mantener la memoria nuda sin edulcorantes
ni moralinas. Por eso, Ramón Jáuregui (quién, si no) vuelve a perpetrar un acto
de inexplicable componenda histórica con el crimen y los criminales.
Pide colaboración a la iglesia católica,
la mayor suministradora de la ideología que mantuvo al régimen fascista del
bando rebelde. ¿Habrá leído alguna vez, por ejemplo, la “Carta Colectiva del Episcopado español a los obispos
del mundo entero” de 1937? ¿Cómo pedir colaboración para reconciliar al pueblo
a quienes justificaron un levantamiento militar contra la legalidad
constituida, a quienes condenaron en vida y a muerte a decenas de miles de
seres humanos en nombre de su cruzada contra el comunismo, el judaísmo y la
masonería? La petición del actual ministro de la Presidencia mueve a todo menos
a una reconciliación.
Compartiendo mantel con cardenales de la SICAR (santa iglesia católica
apostólica romana), Jáuregui les tranquiliza además, asegurándoles que el Valle
de los Caídos seguirá siendo una basílica católica regida por monjes
benedictinos. Es decir, un lugar católico construido desde y por el
nacionalcatolicismo que aspira a ser por decreto lugar de “memoria
reconciliada” en un país donde la verdadera memoria ha sido negada y obstruida.
Que le pregunten, si no, al juez Baltasar Garzón cómo le ha ido en su
investigación de los crímenes de la represión franquista. Que les pregunten
también a tantas personas que trabajan incansablemente por restituir memoria y
tumba dignas a tantos asesinados por el franquismo.
Ramón Jáuregui debería levantarse de esa mesa y preguntarse por qué la
oposición exige aún en estas fechas que Millán Astray deje de ser
definitivamente “hijo predilecto” de A Coruña. Debería preguntarle de paso a su
colega, Carme Chacón, a la sazón ministra de Defensa, qué pintan la Legión y su
cabra exhibiendo histriónicamente himnos y danzas con su Cristo de Mena en un
Vía Crucis católico. Si quiere asimismo memoria reconciliada, puede ir denunciando
el Concordato de 1953 –jamás derogado- y los Acuerdos de 1979 entre el Estado
español y el Estado del Vaticano, pues solo puede conseguirse un marco real de
convivencia entre todos los ciudadanos españoles sobre la base de un Estado
aconfesional y laico, donde las distintas iglesias, asociaciones,
organizaciones y grupos quedan reconocidos como integrantes del ámbito privado
y solo privado de la sociedad.
El Valle de los Caídos
debe quedar como está, con su mastodóntica cruz y sus basílicas y grutas
católicas, como monumento a la barbarie y el fanatismo. Así, los hijos de
nuestros hijos y los nietos de nuestros nietos tendrán ocasión de ver con sus
propios ojos lo que nunca se debe ser, lo que jamás debe hacerse y consentirse.
sábado, 20 de agosto de 2011
Carta al Defensor del menor de la Comunidad de Madrid
Esta carta ha sido enviada hoy mediante correo electrónico al Departamento de Prensa del Defensor del menor de la CAM
Zaragoza, 20 de agosto de 2011
A la atención del señor Arturo Canalda
Defensor del Menor
en la Comunidad de Madrid
C/ Beatriz de Bobadilla, 14 2ª planta
28040 Madrid
Estimado señor Canalda: Acabo de enterarme por la prensa
de que usted, en calidad de Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, ha
abierto una investigación de oficio a fin de dilucidar si hubo agresiones o
amenazas a “peregrinos” de la JMJ 2011 durante la manifestación laica del
pasado día 17 de agosto en la que tuve el gusto y el honor de participar como
manifestante.
He de confesarle que me he quedado algo estupefacto ante
la noticia, pues hasta la fecha conocíamos solo la agresión y la amenaza
manifiestas de un voluntario de la JMJ, que tenía en la cabeza regalar a los
manifestantes gases asfixiantes, incluido gas sarín, pero por calles y plazas
de la ciudad vi que entre los jóvenes que portaban las mochilas, gorras y
camisetas costeadas mediante los impuestos de todos nosotros y los demás
viandantes no se cruzaron un solo comentario hostil (mucho menos agresiones o
amenazas).
Para serle sincero, he de reconocer que por desgracia fui
testigo directo de una agresión por parte de un “peregrino”, muy rubio, creo
que anglosajón. Verá, yo me desplazo desde hace cuatro años en una silla de ruedas,
y consideré oportuno llevar pegado con papel celo en la parte trasera de la
silla un cartel de tamaño DIN A3 donde podía leerse el nada irrespetuoso,
amenazador o agresivo mensaje: “Estado laico y aconfesional”. Algunos jóvenes
católicos lo leían, cuchicheaban, medio reían nerviosos y nada me dijeron de
carácter ofensivo. Sin embargo, la mañana del 18, en pleno Recoletos, aquel
rubicundo joven anglosajón, tras machacarme durante un buen rato con vivas a
Benedicto y al Papa, me arrancó violentamente el mensaje y se largó
apresuradamente. Sería una estupidez por mi parte pretender concluir que como
un “peregrino” fue violento, todos los “peregrinos” son violentos. En tal caso,
incurriría en una conocida falacia lógica conocida como “conversión del accidente”,
que pretende establecer una ley general sobre la base de unos pocos casos
particulares. Espero y deseo que usted ponga siempre igual cuidado en no
incurrir en esta u otras falacias análogas.
En el transcurso de la manifestación, vi en la plaza Jacinto
Benavente a un grupo de católicos, algunos arrodillados, rezando a la vera de
los manifestantes. Supongo que querían dar testimonio de su fe y orar por la
difícil salvación de aquella gente impía, pero pude observar que, salvo
indiferencia, no obtuvieron vejaciones, gritos, amenazas, insultos o
agresiones. Desconozco si está dentro de las obligaciones de su cargo, pero
podría indagar de paso por qué allí no había policía y, sin haber policía, no
se produjo ningún tipo de altercado.
Tardamos más de dos horas en llegar a Sol y al llegar a
casa y escuchar las noticias pude enterarme de los incidentes ocurridos antes y
después de las diez de la noche (quizá usted sepa que quienes están en medio de
una manifestación son los que menos se enteran de cómo va la cosa). No voy a
entrar en terrenos que otros, espero, indagarán debidamente, pero me sigo
preguntando por qué se permitió que se congregara un nutrido grupo de
“peregrinos”, entonando lemas y rezando, algunos ojos en blanco y blandiendo el
rosario, a sabiendas de que por allí iba a pasar una manifestación laica,
debidamente autorizada por la delegación del Gobierno en Madrid. Incluso un
diario tan poco sospechosos de filolaicismo como es El Mundo reconocía que “ambos grupos
cruzaron soflamas y se insultaron entre sí”, pero la policía “solo cargó contra
los laicos”. En caso de prever altercados, la responsabilidad no es de
los manifestantes laicos, sino de los “peregrinos”. Ellos, en todo caso, fueron
los provocadores y los iniciadores del conflicto. ¿Incluirá también esto en la
“investigación de oficio” incoada por usted?
Me pregunto también por qué la policía solo zurra y
desaloja a unos, mientras a la parte de los católicos no se les toca un pelo.
¿Se les supone bondadosos, pacíficos a priori? En tal caso, abandonaríamos el
campo de las falacias para meternos hasta la cintura en el ámbito de los
prejuicios. Espero y deseo que usted evite siempre los prejuicios en su labor
de investigación. A propósito de prejuicios, debería quedar claro que quienes
días después se fueron enfrentando en Sol a las fuerzas de seguridad no son ni
dejan de ser laicos. El laicismo es otra cosa y yo, siendo laicista, no me
identifico de pleno con esos manifestantes.
Para concluir, siguiendo con los prejuicios, lea usted los
titulares de determinada prensa madrileña sobre la manifestación del día 17 y
podrá constatar qué es fomentar prejuicios y manipular a la ciudadanía.
Salud y saludos cordiales, señor Canalda
Antonio Aramayona
Profesor de filosofía
Miembro de Europa laica y del
Movimiento hacia un Estado Laico
lunes, 15 de agosto de 2011
Excomunión de quita y pon
Ana Cuevas escribe en ECOS las siguientes reflexiones:
Parece ser que el Papa y sus obispos son los únicos cualificados para, previa conveniente penitencia, perdonar lo que califican como asesinato. Pues bien, con la euforia del JMJ, el cardenal Rouco cambia las reglas.
Si eres peregrino de las jornadas y acudes a la "Feria del Perdón", los confesionarios portatiles que se han instalado en el parque del Retiro, cualquiera de sus sacerdotes borrará esta grave falta. ¡Estamos de ofertón! parece decir Rouco mientras promete indulgencias plenarias a las ovejas descarriadas.
Y es que esto es lo más grande del catolicismo: La arbitrariedad para imponer o quitar condenas dependiendo de la prima de riesgo que estén corriendo sus inversiones teológicas.
En España, esta tierra que devastamos los jabalíes del laicismo, el riesgo de perder el chollo de subvenciones y prebendas es más alto. Ergo, habrá que aplicar el borrón y cuenta nueva para no perder más afiliados.
Grandes genocidas de la historia, como Franco o Pinochet, ya saben de la elasticidad que muestra la Iglesia para ningunear, e incluso bendecir, alguna infracción como los crímenes contra la humanidad y otras menudencias. Todo por un módico precio que consolidara su alianza con el poder. Aunque, curiosamente, a los asesinos en masa no se les exige tanto como a los abortistas.
Ni siquiera el arrepentimiento por sus actos. Ni que eleven sus plegarias solicitando el perdón con el corazón contrito. Eso se deja para las "cabras locas" pro- aborto que quieran volver a su redil.
Lo que sucede es que algunos miembros, y sobre todo "miembras", que fuimos expulsados por nuestros pecados no queremos volver a formar parte de su grey. Hemos visto la luz. Pero la de la razón que nos ilumina para que veamos el comportamiento hipócrita y misógino de las huestes vaticanas.
Y la lógica y la vergüenza, dos cualidades que deberían ser divinas, nos impiden tener ningún trato con ellos.
Ana Cuevas
El Ministerio de la Guerra no puede pagar
Artículo a publicar el próximo miércoles en El Periódicode Aragón
Quizá algún prohombre de la patria me prive del carné de patriota, pero he de confesar que no me emociono al paso de la Legión y la cabra o de la Guardia Civil, pero sí me cabreo mucho al leer algunas noticias relativas a las Fuerzas Armadas. La última: Defensa renegocia una deuda de 26.000 millones en armas que no puede pagar
La cosa viene de lejos. En septiembre de 2003,
el Consejo de Ministros, presidido por José
María Aznar, aprobaba una inversión total de 4.176 millones de euros para
modernizar las Fuerzas Armadas españolas. Hasta entonces habían estado
vendiendo la burra de que el país necesitaba un espaldarazo democrático
internacional mediante el ingreso (aunque de entrada, no…) del ejército hispano en la estructura de la OTAN.
Diecisiete años después proclamaron que el ejército español requería con
urgencia su modernización, es decir, la adquisición, entre otras lindezas, de un
superbuque, cazas EF-2000, 24 helicópteros Tigre, cuatro submarinos S-80, 212
vehículos de combate y cazabombarderos de última generación. "Hoy es un
gran día para la defensa de España y la seguridad de los españoles”, declaró alborozado el ministro de Defensa, Federico Trillo, que añadió que esa
modernización aportaría a la felicidad de los españoles la creación de 5.400
puestos de trabajo. Y a ese fausto día se agregaron otros para comprar algunos
de los armamentos más avanzados del mundo, hasta llegar hoy a que el Ministerio
de Defensa tenga una deuda de 26.000 millones de euros que no puede pagar.
En
efecto, aquellos barros trajeron estos lodos y de una factura global por los
“programas especiales de armamento” de
30.000 millones de euros (3% del PIB español), el Ministerio de Defensa ha
pagado menos de 5.000 y en plena crisis económica nacional y mundial no se ve
en condiciones de pagar el resto de toda esa megalomanía armamentística. En
medio de este circo le crecen los enanos, cuando parece enterarse de que, entre
otras cosas, mantener operativas todas esas armas cuesta 400 millones de euros
anuales y 800 millones más a medio plazo. Y entonces acontece alguna suerte de
portentosa aparición sobrenatural que le lleva al actual secretario de
Estado de Defensa, Constantino Méndez,
a revelar en octubre pasado en el Congreso que” no deberíamos haber adquirido sistemas
de armamento que no vamos a utilizar, para escenarios de confrontación que no
existen y, lo que es más grave, con un dinero que no teníamos entonces ni
tenemos ahora”.
Al parecer, la Ministra de defensa Carme Chacón no escuchó los análisis de
su Secretario de Estado, porque el 29 de julio pasado nos informaba de que el
Consejo de Ministros ha aprobado la adquisición de cinco nuevos Buques de
Acción Marítima para la Armada por un coste de 740 millones de euros. Toda una tomadura
de pelo. Y como PP y PSOE andan a la gresca también sobre quién tiene mayor
culpa por comprar tanto armamento innecesario, ambos partidos vocean la
necesidad de un gran pacto de Estado sobre este asunto, pero nunca antes de las
elecciones del 20-N. Otra nueva tomadura
de pelo.
¿Hasta dónde llega la preocupación de los
implicados? Rajoy sigue vacacionando
en Sanxenxo y Rodríguez Zapatero acaba
de solicitar al secretario general de la OTAN, A.F. Rasmussen, que nuestro país mantenga el rango actual dentro de
su nueva estructura militar: ahora cuenta con 13 estrellas (un teniente general son tres
estrellas y un general de brigada una), y que se consolide Torrejón de Ardoz como
sede del Centro de Operaciones Aéreas Combinado de la OTAN. Entretanto, cinco
millones de parados no tienen estrellas y continúan estrellados.
Según el Instituto
Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, España es el décimo
país en gasto militar por habitante (más de 18.000 millones de euros) con un
incremento de un 34,4% desde 2000, por mucho que se intente por todos los
medios camuflar los gastos en Defensa, incluyéndolos en otros ministerios y
conceptos ( industria, nuevas tecnologías, cooperación internacional…). El
actual Gobierno se proponía conseguir 1.500 millones de euros con la
congelación del las pensiones, es decir, el 8% de lo que cada año destina a
presupuesto militar. Es decir, España es un país puntero en una de las cosas
más inútiles y mortíferas: el armamento y los ejércitos. Los gastos
militares de Estados Unidos se han disparado el 81% en la última década y este
año superarán
los 700.000 millones de dólares (43% del presupuesto militar
global, 1,6 billones de dólares).
¿Cuándo querrán enterarse de que la mejor
defensa es derechos humanos, sanidad y educación para todos, agua potable y
alimentación para todos, trabajo para todos, justicia e igualdad para todos?
Disparar
perjudica la salud (sobre todo la del vecino).
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