miércoles, 3 de abril de 2013

Carta a Jorge Moragas


PUBLICADO HOY EN EL PERIÓDICO DE ARAGÓN

Cuando encontré en el buzón su carta como Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno dirigida a mí, con nombre, apellidos y dirección postal completa, me quedé algo sorprendido, pues no suelo recibir correo de tan altas instancias. A renglón seguido, viendo la calidad del papel de su carta, me pregunté cuánto le había costado al contribuyente su envío a varios miles más de destinatarios y cuántas necesidades perentorias de la gente que conozco en mi entorno podrían solventarse con ese dinero.
Comienza su carta agradeciéndome las “reflexiones y peticiones sobre los derechos sociales y laborales”. Supongo que usted se refiere a las peticiones que he ido firmando por Internet sobre unos cuantos problemas de la ciudadanía, pero sus palabras de agradecimiento son solo un pretexto, pues del hecho de que los votantes hayan otorgado su confianza al PP “a través de las urnas, de forma democrática y mayoritaria”, pretende concluir que la adopción de “las medidas necesarias” de su Gobierno para “salir de la crisis” equivalen a los recortes (austeridad, lo llaman ustedes) y a la agresión a los derechos fundamentales de las personas, la ciudadanía y la clase trabajadora. Debo recordarle además que tales “medidas necesarias” son, por un lado, diametralmente opuestas a lo que ustedes anunciaron en su programa electoral, y, por otro, que tales medidas no están encaminadas a salir de la crisis, sino a perpetuar un sistema de desigualdad y sometimiento de la ciudadanía, impuesto por la Troika y los poderes financieros cuyos dictados ustedes acatan.
Afirma usted que las medidas que el Gobierno del PP está adoptando “han permitido garantizar el correcto funcionamiento de la Sanidad, la Educación y los Servicios sociales”. Lamento que usted tenga un concepto tan erróneo de lo “correcto” respecto de tales servicios. Le recomiendo que se dé una vuelta por las calles de cualquier ciudad, o entre en cualquier Oficina de Empleo, pregunte a la gente sobre su situación personal y familiar, y mida los márgenes de esperanza y desesperanza de sus vidas. Antes de escribir esta carta, he dado una vuelta por mi barrio y he ido contando las personas que estaban pidiendo en la calle. Ustedes las tienen por indigentes y marginales, pero la mayoría tenía hasta hace unos meses casa, trabajo y un cierto bienestar, aunque ahora carezcan de todo. ¿Usted cree que ante este panorama, ante seis millones de desempleados, ante cuatrocientos mil desahuciados,  ante once millones bajo el umbral de la pobreza, el Director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno puede escribir una carta a los ciudadanos hablando de “correcto funcionamiento” de los servicios sociales?
Escribe usted además que los recortes perpetrados por su Gobierno (en su carta los denomina “reformas estructurales”) están destinados a “impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo”, pero la realidad rebate sus palabras, pues la recesión económica, el desempleo, la precariedad laboral y la zozobra ante el futuro crecen de forma imparable. Guarda usted silencio sobre otra realidad, la de los beneficiarios de la crisis: cada vez es mayor la brecha entre ricos y pobres en España, y la banca que recibe el dinero de todos para solventar los problemas que han ido creándose con sus chanchullos especulativos es la misma banca que desahucia a troche y moche, que se lucra destinando las grandes sumas de dinero obtenidas del BCE en condiciones muy ventajosas a comprar deuda pública a altos intereses que finalmente costeamos de nuevo los ciudadanos y las ciudadanas. Sus “reformas estructurales”, señor Moragas, son pagadas solo por el pueblo y a costa del pueblo, pero ustedes no se atreven ni siquiera a rozar el sistema de intereses impuesto por el poder europeo y mundial que realmente dicta a ustedes las líneas maestras de su política. Atengámonos a los hechos, señor Moragas: cada día el Gobierno del PP asfixia más al pueblo.
Le ruego, por último, que vaya a cualquier Oficina de Empleo y repita allí que su reforma laboral ha atenuado la destrucción de empleo y ha incrementado de forma importante “algunas formas de contratación”, como “el nuevo contrato indefinido de apoyo a los emprendedores y el contrato para la formación y el aprendizaje”. Le recomiendo que vaya acompañado de una nutrida escolta (¡pobres policías! ¡a qué triste suerte de esquizofrenia los están sometiendo ustedes!), pues le aseguro que tendría que salir de allí por pies y con riesgo de su propio pellejo.
Usted se  despide en su carta asegurando que contamos con “la capacidad, la fortaleza y la determinación” para salir de la crisis, y que su Gobierno mantiene “la voluntad y la valentía” para cumplir “con su deber”. Tenga usted solo por seguro que contamos con una indignación y un cabreo crecientes, y esperamos de ustedes exclusivamente una rectificación radical de sus políticas sociales y económicas o, de lo contrario,  la rauda salida de todos ustedes del Gobierno y de las instituciones ejecutivas y legislativas del Estado.

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