domingo, 14 de abril de 2013

Cospedal y los escraches de la PAH



  
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, calificó el pasado 13 de abril a los escraches de las víctimas de los desahucios de “nazismo puro”, reflejo de “un espíritu totalitario y sectario” propio de los años treinta (referido a la Segunda República Española, tan poco dilecta en las filas del PP) y un intento de  “tratar de violentar el voto” y las reglas de la representatividad democrática. La número dos del Partido Popular señala como punto común de sus críticas la supuesta violencia utilizada en sus escraches por los miembros y socios de la Plataforma de Afectados por el Desahucio (PAH). 
Desde hace unas semanas o unos meses tengo el placer y el honor de asistir activamente a las protestas por los desahucios y las subastas de las viviendas de mis conciudadanos y conciudadanas. Mi vivienda no está desahuciada ni tengo problemas vinculados con esa problemática, pero me resultaría  difícil conciliar el sueño sabiendo, por ejemplo, que al día siguiente –es un caso real, entre muchos otros- una abuela llena de vida va a ser desahuciada de su piso, donde ahora viven también su hija y dos nietos con muy escasos recursos. Y es que para luchar contra el cáncer no es preciso padecer un tumor maligno, como tampoco es condición estar enamorado para escribir un libro sobre el amor y el desamor. Desde su recuerdo y su ejemplo de solidaridad, vayan aquí unas cuantas reflexiones sobre el asunto:

ESCRACHES. A Cospedal, a los miembros de su partido y a otros dirigentes más de otros grupos políticos les parece particularmente condenables los escraches efectuados en la cercanía de los domicilios de políticos relacionados con el tratamiento y la votación parlamentarios de la ILP presentada en el Congreso por la PAH (con un millón y medio de firmas de ciudadanas y ciudadanos que respaldan y apoyan sus reivindicaciones, principalmente, la dación en pago retroactiva, el alquiler social y la moratoria de desahucio. A los afectados por los desahucios apenas les queda otra alternativa que esa ILP. Sin embargo, el PP ha tumbado prácticamente las reivindicaciones de PAH, ofreciendo una contrapartida roma y rácana, que raya en el escarnio. Los miembros de PAH poco pueden negociar o aguantar, pues sus viviendas y el futuro propio y de sus familias bordean en muchos casos el acabamiento final. ¿Qué más les cabe hacer o esperar? Sería ya demasiado grotesco repetir el mismo timo político perpetrado contra una considerable porción del pueblo vasco: a) si queréis independencia, renunciad a la violencia y escoged vías democráticas para ello; b) si obtenéis mayoría independentista en unas elecciones y decidís hacer un referéndum de autodeterminación, os lo negaremos porque va contra lo ordenado en la Constitución; c) luego, os pongáis como os pongáis, no vais a ser independientes. Al desesperado y a la vez consciente de sus derechos no se le puede ni se le debe tomar el pelo.

VIOLENTAR EL VOTO. Ahora hacen hincapié en que los diputados y diputadas no deben sufrir presiones a la hora de ejercer su voto en el Parlamento o en las Cortes. Mueve a risa el argumento solo al pensar cuándo o dónde o quién de algún partido político ha votado alguna vez en contra o al margen del voto global de su grupo político/parlamentario, que le dicta en cada caso el sentido de su voto con una simple señal de “sí, “no”, “abstención”. Me viene a la cabeza, eso sí, el caso excepcional del “tamayazo”, por el que dos diputados socialistas hicieron con su abstención que Esperanza Aguirre consiguiese la Presidencia de Madrid (con sospechas más que fundadas de corrupción). No hay un voto menos libre que el que se da en los parlamentos nacionales y autonómicos, y en los plenos municipales de las grandes ciudades. Muy posiblemente, un escrache violenta muy poco el voto, y en cambio lo pone públicamente en evidencia.

VIOLENTAR LA REPRESENTATIVIDAD DEMOCRÁTICA. Democracia es el sistema de representación y de gobierno proveniente y fundamentado en el pueblo (demos). Desde la reforma social de Clístenes en Atenas, los ciudadanos son iguales ante la ley (isonomía) y la razón de la ciudadanía no se basa en la riqueza, la sangre o los privilegios, sino en la vecindad de unas personas con otras dentro de una determinada “polis”, ciudad-estado. La democracia ateniense era imperfecta (mujeres, extranjeros y esclavos estaban excluidos de ella), pero inició un modo nuevo de convivir entre iguales. Ahora el PP se aferra con uñas y dientes a que la representatividad procedente de las urnas cada cuatro años concede carta blanca para hacer y deshacer programas, planes, promesas, derechos y servicios en detrimento del pueblo y en beneficio de los amos del dinero. La política del PP y el sistema representativo existente en España tienen que ver cada vez menos con una democracia formal, en lugar de con una verdadera democracia (gobierno del y para el pueblo). Uno de los sectores dela ciudadanía más perjudicados hoy está constituida por quienes han sido privados del derecho fundamental que todo ser humano tiene a una vivienda digna y adecuada. La política de vivienda y la legislación sobre desahucio mantenidas desde el acabamiento de la dictadura de Franco hasta nuestros días por PP y PSOE supone una grave amenaza y deterioro de ese derecho. Invocar el derecho a la propiedad privada en detrimento del derecho a una vivienda digna y adecuada es, como poco, fraudulento.

“NAZISMO PURO”, REFLEJO DE “UN ESPÍRITU TOTALITARIO Y SECTARIO”. Demasiado insultantes y obscenas las palabras de Cospedal como para detenerse un solo minuto en ellas (pringan tanto que se corre el riesgo de terminar embadurnado de tanto detrito). Solo una breve sentencia medieval: “quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur”, que, traducido libremente, viene a decir que la realidad es percibida según el modo de pensar y de ser de quien la percibe. Quizá sea esta la explicación de por qué Cospedal saca a relucir el nazismo y el totalitarismo.







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