martes, 3 de septiembre de 2013

Diario de un perroflauta motorizado, 68


Casi cada mañana, el perroflauta observa que un hombre de mediana edad se detiene ante el cartel, donde, entre otras cosas, se informa que allí vive la Consejera aragonesa de Educación,  lo lee durante unos segundos, da después unos pocos pasos y mueve ostentosamente la cabeza hacia ambos lados, como escandalizándose de que se permita tamaño acto incívico contra la autoridad competente. 
Hoy el perroflauta motorizado ha tenido la alegría de ver que Marea Verde Aragón publica un post titulado Perroflauta motorizado defendiendo la escuela pública. ¿Y tú qué haces?, que le ha infundido aún mas fuerza y ánimo para proseguir el camino. Ojalá llegue pronto un día en el que la calle Alfonso,  Zaragoza, Aragón y el mundo entero se llenan de la más sana y radical de las rebeldías, no permitiendo que se pisoteen más sus derechos y sus dignidad como seres humanos y como personas trabajadoras. ¡Gracias, compañeras y compañeros de Marea Verde Aragón!

 El perroflauta motorizado observa desde sus 97 centímetros de altura  que el mundo y la existencia humana están impregnados de la viscosa tinta de un grueso libro de contabilidad. Algo conviene si es convertible en ganancia (monetaria, ni siquiera económica), es inconveniente, si se pierde. Generosidad, desinterés, desprendimiento, largueza… son palabras enmohecidas en un rincón de la obsolescencia del mundo oficial. Botín o Amancio Ortega son grandes hombres por ser muy ricos, según el boletín oficial de la alienación. El SAT, Cañamero o Sánchez Gordillo son, en cambio, cuatreros y delincuentes por sustraer algo (tierra, alimentos, material escolar…) a quien mucho tiene para dárselo a quien tiene nada.
El perroflauta se siente del SAT de principio a fin.
Nos han convertido en consumidores diarios y votantes cada cuatro años, y nos han hecho sentir culpables por no consumir, así como malos ciudadanos por cuestionar el propio sistema de representación.
El perroflauta tiene a su izquierda una joyería, donde entran y salen continuamente personas que previamente han visto detenidamente en el escaparate sortijas, relojes, pulseras, medallas, diademas… con sus correspondientes precios, prohibitivos para una buena parte de la población.  Cada aspecto de la vida esta monetizado, comercializado. Por eso intentan por todos los medios presentar la sanidad solo como un negocio no rentable, la educación como un servicio deficitario y la vida misma como un permanente objeto de librecambio, manejado por los amos del mercadeo universal. Por eso también las personas mismas están metidas en el mercado (el mercado del trabajo), de tal forma que trabajará solo quien esté dispuesto a trabajar más horas, por menor salario y sin rechistar ni un segundo.

Marx hizo clásica su distinción entre valor y precio, pero eso ha quedado ya completamente pasado de rosca porque parece que vales lo que tienes y socialmente eres valorado según tu poder adquisitivo. Tenemos un sistema financiero, un sistema político y un sistema mediático fuera de control (del pueblo, pues el dinero lo controla mucho y bien), y nadie parece querer controlarlo (salvo quien nos miente y nos manipula desde ese mismo poder). La especulación conduce al poder, así que se ha desatado desde hace décadas una carrera hacia la especulación en los alimentos, en los recursos energéticos, en el agua, en la tierra, en las finanzas de humo, en la vivienda, en las semillas, en la fabricación y comercio de armamento...
Cuando un barco se va a pique, debe de resultar especialmente difícil mantener la escala de valores, los ideales y las convicciones que parecían arraigados, así como tener en consideración al otro, compartir hasta el último céntimo lo que se tiene, rebelarse sin tregua y sin condiciones, maldecir al falso destino al que quieren condenarnos los poderosos, no perder la visión global de la vida y de la muerte. Mientras el buque zozobra, corremos el riesgo de que emerjan el egoísmo, el egocentrismo, el etnocentrismo, la pérdida de uno mismo entre las cosas que se compran y se tienen
“¿Sálvese quien pueda?”. No, en ningún caso. No, sin los demás. No, buscando solo una pobre solución individual. La Tierra es de todos. La naturaleza es de todos. El perroflauta quiere y siente ser tú y sueña con que también tú sientas que de alguna manera eres perroflauta. 

Otro mundo es posible. O se enseña eso en la escuela o no se enseña nada.
Hasta mañana.

2 comentarios:

  1. Una vez más, me siento orgullosa y honrada de ser tu hija. Gracias

    Bego AQ

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  2. Se me escapa una lágrima de emoción al ver tu vuelo y tu entereza. Gracias, BAQ.

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