martes, 8 de octubre de 2013

Diario de un perroflauta motorizado, 94


Hoy el perroflauta motorizado ha estado bien acompañado por Noemí, Marisol y Marga.

Algunas personas pertenecientes a la mesa de petición de firmas contra la LOMCE se han acercado a saludar. La  mesa estaba montada hoy a la altura de la calle Alfonso nº 22, a unos 20 metros del portal de la Consejera. Todo un símbolo, un síntoma del marasmo en que se encuentran algunos partidos y algunos sindicatos.
El perroflauta escuchaba a primera hora de la mañana los males y enfermedades que aquejan a un conocido, cuando un hombre de bigote caudillero se ha plantado delante y ha expresado vehementemente su desacuerdo. El acompañante lo ha llamado ignorante por poco tiempo, pues el hombre del bigote caudillero se ha marchado de allí con cajas destempladas. Arduo ha sido para el perroflauta motorizado medio convencer a su acompañante que disentir no equivale a ser ignorante.
Al término de la mañana, otro hombre, que no paraba de arengar y se hacía pasar por publicista, ha denostado de cualquier tipo de escuela y de enseñanza, para finalmente llamar “rojo, muy rojo” al perroflauta motorizado, y “abuelo” repetidamente (ha deducido que Noemí, joven y buena amiga del perroflauta motorizado, es su nieta). Para terminar, se ha cuadrado por dos veces, ha levantado el brazo con la gallardía que caracteriza a esa gente y gritado: “¡Viva Franco!”. El perroflauta motorizado le ha despedido con un “que sea usted muy feliz, pero muy lejos de donde yo estoy”.
Un amigo, Ignacio, ha confeccionado esta estupenda imagen, que agradezco mucho: 

El perroflauta motorizado se despide ahora con el Adagio para cuerda de Barber, en homenaje a su “padrino” Fernando, quien le “bautizó” hace más de cuatro meses como “perroflauta motorizado”.

Hasta mañana

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