viernes, 21 de marzo de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 209


21 de marzo. Irrupción de la primavera. También en el portal de la Consejera aragonesa de Educación como icono de la renovación del mundo y de la vida. Confirmación interior de que uno de los fundamentos imprescindibles de esa esperanza es la educación, la buena educación, la educación buena. 209 días alentados por esa espera y esa esperanza.
Primavera que ha llegado con lluvia durante toda la mañana (cuando nos retirábamos ha salido el sol…). Adrián y Alberto han estado con Marisol y el perroflauta motorizado en el portal.  




¿Cómo hacer que quienes gobiernan y recortan en el ámbito de la educación lleguen a comprender la salvaje demolición de los cimientos mismos de una sociedad que están perpetrando? ¿Cómo construir, a pesar de ellos, una educación real y efectiva en nuestro país? ¿Cómo hacer para que llegue la primavera al mundo educativo?
¿De dónde puede y debe venir esa primavera, la educación en su grado óptimo; es decir, la utopía de la educación? ¿De los gobernantes o de la ciudadanía? ¿Debe la ciudadanía misma elaborar en su propia alma, personal y colectiva, una educación de sí misma, de tal forma que salga al encuentro, en medio del camino, de una educación por y para otro mundo posible, más libre, justo, sostenible e igualitario?
Si los gobernantes quieren introducir una auténtica mejora en la educación, han de mejorar primero su educación como ciudadanos y gobernantes, pues hasta ahora se han limitado a ejecutar lo que les dictan sus señores, a cuyos servicio están. Por eso la educación necesita alzarse en medio del bosque de tanto inepto/embrutecido, y buscar sobre sí la luz y el sol. Es la ciudadanía la que debe alzar su mirada hacia un mundo mejor, hacia la utopía del interés general, diseñado y realizado día a día mediante una educación en consonancia, hacia la primavera del mundo y de la formación permanente y entusiasta de cada ser humano.

No serán ni el poder ni el dinero los que se propongan estos objetivos, que consideran opuestos a sus intereses. No será tampoco el gobernante, ocupado y preocupado únicamente por calcular impuestos al pueblo para cebar la cortedad de miras de sus amos. Seguramente, tampoco el sistema educativo (desde Infantil a la Universidad, pasando por Primaria, Secundaria y Bachillerato), acostumbrado al chirrido de los engranajes desajustados del sistema y a unos resultados finales deplorables.
La organización de la educación debería depender básicamente del criterio de la ciudadanía, de las familias, del profesorado, del propio alumnado (principal sufriente y paciente de ese sistema), de todos y cada uno de los ciudadanos, que seguramente dejarán, bajo su atenta y crítica mirada, la elaboración educativa a las personas en que más confíen y aún conserven su alma relativamente intacta. La cultura, el saber, la instrucción y la educación deben estar basados en criterios democráticos y jamás en intereses elitistas.  Todos tenemos el mismo derecho a una educación libre, crítica, racional y científica; o lo que es lo mismo, a una educación pública y laica. Exactamente lo contrario de lo que ahora está acaeciendo. Y el alma del perroflauta motorizado anhela la llega de la primavera al mundo educativo…
De esta forma, la esencia misma de lo humano que identifica a cada uno como humano irá realizándose con sólido paso hasta su eclosión final en una sociedad mundial de personas libres, iguales y autónomas. Para ello, se requiere una educación buena y una buena educación, conducente a  la sedimentación de unos valores, ideas y sentimientos capaces de concebir la idea de un mundo mejor para todas y todos.
La ciudadanía ha de buscar una sociedad donde no solo se puede aprender a ser más hábil o más rico, sino también y sobre todo más moral (es decir, más plenamente humano). La educación permitirá entonces que cada generación vaya más allá́ de lo que las anteriores han podido alcanzar. Y el sol bañará de calor y de luz la mente y el corazón de tod@s en primavera, en verano, en otoño y en invierno.


Hasta el próximo día.

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