miércoles, 5 de marzo de 2014

Vírgenes, ministros y policías


  Publicado hoy en El Periódico de Aragón
Leí hace años en una revista satírica que si Noé no tenía bastante con tener que cuidar en el arca de una pareja de todas las especies de animales, va y le parió la hipopótama. En la España nacionalcatólica que pervive con vigor redoblado en los últimos años, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, supernumerario del Opus Dei y miembro de la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge, no contento con poner bajo la advocación de santa Teresa la salida de la crisis, condecora con la medalla de oro al mérito policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor, que comparte con Nuestro Padre Jesús “El Rico” el honor de titular una cofradía sevillana de Semana Santa. Corría el siglo XVII cuando había en la misma iglesia dos imágenes, una de Jesús ”El Rico” y otra de Jesús “El Pobre”, pero, por esas cosas que tiene la divina Providencia, al cabo del tiempo solo había en la Cofradía la imagen de Jesús “el Rico”, como Dios manda.
Según la ley franquista 5/1964, a la que se acoge el piadoso ministro del Interior, prócer también del nada piadoso Proyecto de ley de Seguridad Ciudadana (escasamente constitucional según un reciente informe del CGPJ),  los motivos para conceder tan alta distinción son a) muerte, mutilación o heridas graves (…) en acto de servicio, b)  dirigir o realizar un servicio de trascendental importancia con prestigio para el Cuerpo (…) y c) actuación ejemplar y extraordinaria, con destacado valor, capacidad o eficacia reiterada en el cumplimiento de importantes servicios. Así las cosas,  no se acaba de ver dónde encaja concretamente Nuestra Señora María Santísima del Amor. Sin embargo, como tan alta señora está exenta de celos o envidia alguna, podemos decir que otras 3.800 personas, no todas agentes del orden, han recibido medallas al mérito policial. Por ejemplo, Esteban Escudero Torres, obispo de Palencia, localidad donde fue elegido como diputado el actual director general de la Policía, Ignacio Cosidó, o Francisco Velez de Luna, miembro del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Incluso en 2012 recibió otra medalla de oro al mérito policial el arzobispo de Barcelona, Luis Martínez Sistach. (¡¿Méritos?! ¡¿Qué méritos?!).
Husmeando un poco por Internet, resulta que en esta España presuntamente (¿sarcásticamente?) aconfesional, por ejemplo, san Juan Bosco es Patrón del Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra; la Virgen del Buen Consejo, patrona del Cuerpo Militar de Intervención; San Juan Nepomuceno, patrón de la Infantería de Marina (por morir al ser arrojado al río Moldava desde un puente), 
san Fernando, patrón del Cuerpo General de las Armas del Ejército de Tierra; san Juan Bautista, patrón de la Guardia Real; la Virgen del Perpetuo Socorro, patrona del Cuerpo Militar de Sanidad; 
la Virgen del Carmen, patrona de la Armada; 
Santiago Apóstol, patrón del Cuerpo General de Caballería del Ejército de Tierra; la Virgen del Pilar, patrona de la Guardia Civil; 
santa Teresa, patrona del Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra; santa Cecilia, patrona del Cuerpo de Músicas Militares; 
santa Bárbara, patrona del Cuerpo General de Artillería; la Inmaculada Concepción, patrona de Infantería; la Virgen de Loreto, patrona del Ejército del Aire (en 1291 hizo volar la casa donde nació desde Nazaret hasta Croacia).
¿Alguien da más? Pues sí, en medio del fragor nacionalcatólico español, el ministro español del Interior reparte condecoraciones y medallas a diestro y siniestro a Vírgenes y a quien haga falta de la corte celestial para sacarnos de este atolladero de la crisis. Fernández Díaz es muy libre, a título personal, de rezar a quien desee y ponerse bajo el manto de quien crea conveniente. Ocurre, sin embargo, que la lluvia de caspa en una atmósfera cargada de incienso nacionalcatólico cae a mares sobre las cabezas de la ciudadanía española, porque un ministro, un Consejo de Ministros o unas instituciones del Estado, en razón de sus cargos, deciden rociarnos con el agua bendita  de sus devociones particulares o interesadas. Voy a contar ahora un buen chiste: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal” (Constitución Española, art. 16.3). ¿A que es muy gracioso, aunque tenga tan poca gracia?
En septiembre de 2012, el Consejo de Ministros, a propuesta del ministro del Interior,  no solo aprobaba los Presupuestos Generales del Estado del 2013 que todos hemos padecido, sino que también concedía a la Virgen del Pilar la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la Guardia Civil, mediante Real Decreto 1389/2012,en agradecimiento a los sentimientos de fraternidad que tal patronazgo despierta en los miembros de la Institución”. Unos meses antes, la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, pedía a la Virgen del Rocío la capacidad para generar empleos para salir de la crisis.
Otro chiste: al nombramiento de nuevos cardenales en el Vaticano ha asistido en nombre del Estado Carlos Lesmes, máximo representante del poder judicial, y presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si lo deseas, puedes hacer el comentario que consideres oportuno.