jueves, 1 de mayo de 2014

Diario de un perroflauta motorizado, 236



He pasado la primera parte de la mañana debatiendo si ir o no ir a la manifestación del 1º de mayo. He acudido finalmente por los compañeros y compañeras que iban a estar en esa Plaza de San Miguel. He acudido allí a pesar del staff sindical que convoca y se ase a las pancartas de cabeza una vez al año pensando que lideran el mundo obrero. No hubiera podido resistir quedarme en casa, como tampoco podría haber resistido los discursos de los dirigentes de los sindicatos mayoritarios llegados al término de la manifestación. Por eso he vuelto a casa en cuanto mi silla ha pisado la plaza Paraíso.
He echado una ojeada a la pancarta principal,  a quienes  componían el cortejo de honor: sindicalistas y políticos (las elecciones europeas están cercanas). He saludado a bastantes compañeros y compañeras (en una ciudad como Zaragoza conoces y te conocen finalmente los supuestamente de la misma cuerda). Uno de ellos, dirigente de Enseñanza, me ha comentado que quizá había menos gente que otros años por caer hoy en puente. “Conozco a muchos que se han ido por ahí aprovechando el puente”, me ha dicho. “Eso es conciencia de clase”, le he respondido.
Como cada 1º de mayo me he acordado especialmente de los abogados laboralistas de Atocha, conocía personalmente a algunos de ellos, asesinados por pistoleros fascistas un 24 de enero de 1977. He recordado también a otros camaradas de Comisiones y del PCE, con los que también he tenido contacto cuando aún el sapo iscariote vivía y fusilaba, que han sufrido cárceles, torturas y exilio. Especialmente a Simón Sánchez Montero, condenado a catorce y a siete años de prisión en sendas redadas y detenciones franquistas. Fue un hombre honrado y coherente hasta su muerte.
El 1º de mayo me duele (me sigue doliendo mientras escribo estas líneas) porque el 30 de abril y día anteriores y el 2 de mayo y días posteriores estarán vacíos, entre otras cosas, por la inoperancia de dirigentes políticos y sindicales inoperantes, incompetentes y rellenos de aletargamiento y tartufescas buenas razones.
Huelga general indefinida,
Desobediencia civil.
Hoy más que nunca. NO PASARÁN.

Hasta mañana


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