Víspera del juicio. Reunión a primera hora
con los abogados de la Asociación libre de Abogados de Zaragoza (ALAZ). Especiales gracias a ell@s y a la Asociación
de Derechos Civiles, que se hacen cargo de sus minutas. Mucha, mucha gente se
ha acercado al portal para mostrar su apoyo. Charo, Javier, Marisol. Antonio,
Carmen, Luis y el perroflauta motorizado han estado ratos largos charlando animadamente
sobre mil asuntos.
He sentido especialmente una enorme alegría al ver a Carmen, fagotista, profesora
en París, con la que he mantenido un nutrido intercambio de emails, por los que
profeso hacia ella un gran cariño y admiración.
Según leo en diario.es, hoy, 2 de julio, se cumple medio siglo de la promulgación
de la ley de Derechos Civiles que prohibía la discriminación racial en los
Estados Unidos. No ocurrió por
casualidad, sino porque una sencilla modista negra de Montgomery, Rosa Parks,
se opuso en 1955 a ceder su asiento del autobús a un pasajero blanco, desde el
pacifismo y la noviolencia, también desde la desobediencia civil. Hasta
entonces, cementerios segregados, restaurantes segregados, hospitales
segregados, escuelas segregadas, retretes segregados, seres humanos segregados…
La segregación rcial era, según
distintas sentencias judiciales, anticonstitucional, pero la realidad social y
política era bien distinta en muchos Estados del sur. A modo de ejemplo, a la hora de subir a un autobús, los negros,
que representaban el 75 % de los usuarios, tenían que pagar en la parte
delantera, volver a salir, subir por la puerta trasera y sentarse solo en las
zonas indicadas para la gente "de color". Rosa Parks se opuso a este
estado de cosas: el 1 de diciembre de 1955, fue forzada a bajar del autobús y
detenida. Esto desencadenó un boicot por parte de la población negra: ningún
obrero negro ni ninguna criada iban a trabajar ya en autobús, sino en taxi
autogestionado o a pie o como fuera.
Martin Luther King recogió el testigo y
unas 50.000 personas se sumaron al boicot, en una huelga que duró 381 días y culminó con una resolución
del Tribunal Supremo que ilegalizó los autobuses segregados en la ciudad y sumó
una nueva conquista en la cruzada contra la segregación sureña.
En poco más de una década, los
afroamericanos, a través de los abogados de la Asociación Nacional para el
Avance de Gente de Color (NAACP), consiguieron que la justicia desbancara las
escuelas segregadas, y los autobuses, y las estaciones, y los trabajos
reservados a los blancos.
Finalmente, el 2 de julio de 1964, Lyndon
B. Johnson, sustituto del asesinado presidente Kennedy, promulgó la ley que
acabó sobre el papel con la discriminación.
Hoy todo ello me sirve para ratificarme en
las dos principales herramientas que nos restan para enfrentarnos al poder que
pretende destruir la sociedad y el modo de vida que conocemos, fundamentado e
los derechos humanos y las libertades ciudadanas: desobediencia civil y huelga
general indefinida desde la noviolencia.
Mañana toca proclamar en un tribunal y en
la vía pública nuestra defensa incondicional de la escuela pública, laica y de
calaidad, así como nuestra denuncia igualmente incondicional de los recortes
perpetrados en educación, uno de los derechos básicos del ser humano. Es un
paso más dentro del camino donde estamos millones de personas amantes de la
vida digna, de la libertad y de la igualdad ante la ley.
Hasta mañana
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