jueves, 15 de enero de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 423


Cada día embarcamos en el barco de la vida. Cada día embarcamos en la aventura del vivir. Cada uno en su océano, sobre sus tormentas, sobre sus zozobras y sus momentos de quietud y de placer. Hay un viaje previo a cualquier otro viaje, que no pocas personas raramente realizan e incluso desconocen su existencia: el viaje interior. El barco de la vida y la aventura del vivir reciben su mejor apoyatura, su impulso certero y firme, si antes o simultáneamente hemos hecho ese viaje interior por nuestras dudas y convicciones, nuestras motivaciones reales para llevar a cabo o rehusar un determinado viaje, nuestras decisiones e indecisiones, nuestras definiciones e indefiniciones, nuestra identidad verdadera y no nuestras caretas o apariencias. El mundo iría mejor si todos los seres humanos disfrutásemos cada día en ese viaje interior.

¿Acaso la educación no es básicamente un sosegado aprendizaje de ese viaje interior?

¿Acaso ese viaje diario de ida y vuelta hasta el portal de la Consejera aragonesa de Educación no requiere también ese viaje interior para que pueda germinar en resistencia y esperanza?

Hoy la temperatura ha sido muy baja, varios grados bajo cero de sensación térmica. Por eso mismo el Canto a la Libertad ha sido especialmente glorioso.


Brian Eno nos acompaña en ese viaje interior desde la sencillez de una inefable canción


Hasta mañana


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