viernes, 8 de mayo de 2015

Diario de un perroflauta motorizado, 498


¿Qué tiene que pasar en este país para que pase algo? ¿Puede haber más corrupción –y no solo económica- en el partido político gobernante? ¿Cabe más corrupción –y no solo económica- en los denominados “partidos  mayoritarios? Según la última encuesta de estimación de voto del CIS, la ciudadanía sigue votando y votando a los mismos, dejando a los partidos emergentes como relleno y bisagra de futuros pactos. Más de lo mismo. Otra ración de nada.

“Desarrollaremos…”, “eliminaremos…”, “haremos…”, “nos comprometemos…” ¿Cuándo, cómo, dónde? ¿A quiénes hemos visto en la calle, a pie de desahucio, a pie de ERE, a pie de miserable, a pie de familias sin ingresos? En Zaragoza he visto con admiración a un solo político –de IU, concejal- encadenado con unos trabajadores en lucha de Parques y Jardines. Fuera de esto he visto ante todo palabrería, posturitas, declaraciones, discursos…

Nos fuimos del portal de la Consejera aragonesa de Educación, en una de las calles más transitadas de la ciudad, precisamente para evitar la obscenidad de ver acercarse a políticos de toda suerte y condición para hacerse una foto con la gente del portal, que nunca jamás habían visitado antes. Lo aguanté en las Europeas, pero mi estómago no podría aguantar más ese ceremonial aniquilador (aniquilar: reducir a la NADA). Nada, nada, nada, nada….



Enciendo la radio, enciendo el televisor, abro la prensa… ¡Ha comenzado la campaña electoral! Cierro la boca y aprieto los dientes, pues cada cuña radiofónica, cada espacio electoral televisivo, más “noticias” (¿?) y crónicas son eméticos disfrazados de novedades. A esa gente que aparece en unas listas electorales le toca ahora ir y venir, callar la verdad y mentir, intentar levantar el ánimo y despertar a su favor la intención de voto de la gente, cuando en realidad saben bien que solo les escuchan los convencidos.

¿Qué le pasa a este país, con una derecha que vota axiomas y dogmas de pacotilla, que vive de sofismas y embaucamientos? Por dios, por la patria y por el rey… cristo vence, cristo reina… hemos superado la crisis… crecimiento económico y creación de empleo… defensa de la vida y de la familia… ¿Qué puede esperar de un país con ocho millones de votantes incondicionales, que –metafóricamente- estarían dispuestos a quemar a quien niegue a su dios, fusilar a quien se meta con su patria, sepultar en papel couché a quien niegue a su rey?

¿Qué le pasa a este país, con un partido otrora socialista y obrero, pero que ahora básicamente es una agencia de colocación? ¿Qué le pasa a este país, con una izquierda que cada vez se atreve menos a manifestar públicamente y con fiero orgullo alguna de sus utopías (recuérdese, la utopía es lo óptimo, no lo imposible)?

Soy viejo, estoy medio acabado, he visto demasiadas elecciones ya, demasiadas campañas electorales ya (incluidas aquellas primeras en que nos pasábamos hasta el amanecer con un cubo, una brocha y centenares de carteles).

Yo no sé muchas cosas, es verdad
Digo tan sólo lo que he visto
Y he visto que la cuna del hombre
La mecen con cuentos
Que los gritos de angustia del hombre
Los atrapan con cuentos
Que el llanto del hombre
Los taponan con cuentos
Que los huesos del hombre
Los entierran con cuentos
El miedo del hombre
Ha inventado todos los cuentos
Yo no sé muchas cosas en verdad
Digo tan solo lo que he visto
Y he visto que la cuna del hombre
La mecen con cuentos
Que no quiero que me entierren
Con cuentos
Que no quiero que me sellen la boca
Con cuentos
Que vengo de muy lejos
Y me sé todos los cuentos.

León Felipe


Ayer, para compensar, tuve el regalo de una ráfaga limpia de sincera amistad: a su paso por Zaragoza, Lola y Antonio, los Pekos, los 17 Pekos pudimos comer, hablar y convivir juntos por unas horas. Incluso el Peko me había hecho un tierno “Diploma”, que acepté como otra forma más de querernos.




Hoy quiero empezar por el mismo camino que inicié tantas otras mañanas en el portal de la Consejera aragonesa de Educación: escuchando la Consagración de la Primavera, de Igor Stravinski. Pocas cosas he encontrado que me infundan automáticamente tanto vigor, tanta energía. Hoy es el Ballet de Maurice Bejart quien ejecuta maravillosamente la danza. Describe la historia, que se hace eco de una leyenda de la Rusia antigua, del rapto y sacrificio de una doncella al inicio de la primavera que debía bailar hasta su muerte a fin de obtener la benevolencia de los dioses al romper la vida en la naturaleza dormida. Se trata de la fuerza de la tierra, del instinto, del frenesí, del empuje hasta la culminación misma de la vida.


Hasta pronto



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