martes, 3 de noviembre de 2015

Diario de un profeflauta motorizado, 598


Juan de Mairena me envió ayer un whatsapp, en el que lo noté bastante contrariado. Pablo Iglesias había regalado su libro a Mariano Rajoy, que ni lo miró ni apenas rozó con sus dedos. Juan de Mairena quedó depositado sobre una mesita baja, al lado de un cenicero de alabastro. Al cabo del rato, un trabajador de La Moncloa ordenó llevarlo a la biblioteca, lejos de Rajoy, lejos de tanto hielo y tanto pedernal. He cogido el ejemplar de Juan de Mairena que tengo en casa, he leído unos párrafos antes de dormirme, y le he dado las buenas noches. Inmediatamente he recibido otro whatsapp de Juan de Mairena, con un escueto: “Gracias”. He cerrado los ojos, ya con la luz apagada, y he flotado sobre la agradable sensación de lo grande y hermosa que es una buena amistad.

Pasado ya el puente, lluvioso y nuboso, reanudamos nuestra presencia en las inmediaciones del portal de la sede del PP en Aragón. Me he sentido bien y feliz con Marisol y Marga. Hemos echado de menos a much@s otr@s, especialmente a Beatriz.  Quizá para compensar tanta ausencia, Luisa Fernanda Rudi ha tenido la deferencia de desfilar varias veces delante de nosotros, entrando y saliendo de la sede del PP.





Esta Mélodie para piano, en Orfeo y Euridice, de Gluck, embelesa.



Hasta mañana

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